(30 de junio del 2024. El Venezolano).- Quienes estén creyendo que la narco dictadura y sus jerarcas la tienen fácil pues activando su inmenso poderío con el que todo lo cambian, todo lo adaptan a su necesidad violando toda legalidad y sin ninguna restricción, déjenme decirles que aunque materialicen cualquiera de los fraudes a los que nos tienen acostumbrados la reacción de nuestra gente, no será igual a la de otras oportunidades en las que el líder «derrotado» por la trampa se conforma o se hace cómplice de la estafa electoral.
Tenga la seguridad, jefes de la mafia que se enfrentarán a una voragine, el más descomunal torbellino de venezolanos reclamando la verdad y la legalidad de la voluntad expresada en las calles y rincones de nuestra patria durante esta asombrosa campaña, traducida en un desbordado caudal de votos a favor de la Unidad opositora, con el nombre de Edmundo González Urrutia.
La conciencia de esta gesta histórica que se está dando para lograr la reunificación de nuestras familias y la libertad de nuestra patria, liderizada por Maria Corina Machado es algo que lo denomino como épico. Observando como el pueblo despertó despojandose del miedo y llenándose de renovadas esperanzas para rescatar la libertad y la democracia, no importandole las migajas que el chavismo les arroja, las bolsas de comida, cargos en las instituciones públicas y mucho menos los tickets para el llenado del tanque de la gasolina, es algo que no se vislumbraba hace 70 días cuando todo eran obstáculos para evitar una candidatura única.
Tampoco nos imaginamos ver a un Nicolás Maduro en las últimas horas, improvisando discursos desencajados, regañando a sus ineptos ministros e insultando a la oposicion con un mostrario de groserías regionales de trimalditos, vergajos malayos, como sucedió en el estado Zulia, lo que delatan que está aún más fuera de control, no tiene poder de convocatoria ni para llenar una sala de fiestas de un edificio y ya en la recta final de los últimos 30 días quien sabe cuál payasada más hará.
La decisión de los rectores del Consejo Nacional Electoral de modificar el reglamento electoral a 35 días de las elecciones, jamás en la historia se había visto. En el año 2020 sólo impusieron que los testigos de mesas podían ser escogidos en la jurisdicción de un municipio, pero ahora el desespero es tan grande que los testigos tienen que estar inscritos en la mesa donde votan.
A estos malandros no les importa la Constitución Nacional ni mucho menos el marco jurídico venezolano. El artículo 298 de la Constitución en bien clarito: La ley que regule los procesos electorales no podrá modificarse en forma alguna en el lapso comprendido entre el día de la elección y los seis meses inmediatamente anteriores a la misma.
O sea, no les importó la Constitución y a 35 días de las elecciones, modificaron el reglamento y si están tan seguros del triunfo como lo afirman ellos ¿ Por qué están persiguiendo a la oposicion, por qué cierran, vías, hoteles, restaurantes, humildes ventas de comida a donde se para Maria Corina, hasta la suspensión de licencia y retención de un vehículo que hizo transportó al candidato Edmundo González a una actividad. A quien le quede duda de este triunfo seguro vea el recorrido de 8 km desde Palmira hasta la quinta avenida de San Cristóbal, en el cual María Corina Machado se tardó 4 horas en llegar escoltada por una masa gigantesca de motorizados para arribar a la ya desbordada vía principal de aquella ciudad del estado Táchira.
Saquen sus conclusiones.
Desde la cárcel del exilio y a 28 días de las elecciones, no hay otro análisis, ni otra tarea que enfocarnos en lograr el objetivo, avasallar, no da tregua, los miembros de mesa, testigos, gente en las afueras atentos a cualquier necesidad de nuestro personal voluntario, comanditos activos y puntuales en su lugar de acción. Asistamos contentos, activos, esperanzados, la oportunidad es única, es ahora o nunca.
Seguimos en esta carrera contra la destrucción de la patria, la desaparición de la secta perversa que nos oprime, voy contra ellos de frente como siempre, con lo único que me queda MI PLUMA Y MI PALABRA.