(19 de junio del 2024. El Venezolano).- Trump y Marcos Rubio son como Batman y Robin, se juran amor eterno pero se miran raro y se dan pisotones bajo la mesa. Me refiero a la versión de los años 60, cuando Robin iba detrás de Batman, ambos sujetos a una cuerda, mientras escalaban una pared con pasos simultáneos como en un ballet bufo.
Por: Abel Ibarra
La pared era en verdad un piso sobre el que inclinaban la cámara a 45 grados para hacernos creer que escalaban a las alturas, mientras exclamaban sus “ayes” y “oyes” de utilería. Igual ocurre con Trump y Marquito, ascienden por una pared trucada a punta de demagocia y engaños, sostenidos a duras penas por una cuerda que se deshilacha.
Trump se molesta cada vez que Marquito le pisa la capa, porque sabe que es capaz de meterle una zancadilla como aprendió de Fidel. Marquito se asusta y responde con sus consabidos monosílabos de sí y no, mientras hace tiempo para elaborar una idea, y, remata, con mucha enjundia y contundencia: cáspita, recórcholis. Trump se molesta. Marquito, déjate de ñoñerías, ponte duro que estamos perdiendo, ve armando a tus matones para acabar con esta vaina cuando Biden se monte en el podio el día de su juramentación. Coño Marquito, no sirves para nada.