Hunter Biden no evitará la justicia por el hecho de que su padre sea el presidente de Estados Unidos, afirmó el martes el fiscal federal Derek Hines, en su declaración al jurado seleccionado para el caso federal contra el hijo de Joe Biden por compra y posesión ilegal de un arma, que comenzó este lunes.
«Nadie está por encima de la ley. No importa quién es ni cómo se llama», sentenció Hines, precisando que el acusado está siendo juzgado «debido a las decisiones que tomó», en particular la de «poseer ilegalmente un arma de fuego».
Según explicó Hines, «su posesión de esa arma de fuego era ilegal porque era consumidor de ‘crack’ y drogadicto» y «la ley prohíbe a los usuarios de drogas y drogadictos poseer armas». «Esa ley no hace distinción entre Hunter Biden y cualquier otra persona», recalcó.
Al comprar un arma de fuego, Biden presuntamente certificó en un formulario exigido por el Gobierno federal que «no era un usuario ilegal ni adicto a ningún estimulante, narcótico ni a ninguna otra sustancia controlada, cuando, en realidad, como él sabía, esa declaración era falsa y ficticia», según la acusación.
«Superpoder» de encontrar ‘crack’
Ahondando en esta cuestión, Hines dijo que Hunter era capaz de fumar «cada 15 minutos, siete días a la semana» y que tenía el «superpoder» de encontrar ‘crack’ en cualquier lugar.
A continuación, los fiscales presentaron algunas evidencias de los dispositivos electrónicos de Biden, incluida su computadora portátil con miles de polémicas fotos privadas sobre sus excesos sexuales y de drogas, que fue vista en público por primera vez. Lo hicieron para ilustrar que abusaba de las drogas en 2018, el mismo año que compró un revólver Colt Cobra.
Además, fue reproducido un video de Hunter sin camisa sosteniendo lo que parecía ser una pipa de ‘crack’ y fueron leídos mensajes en los que intentaba reunirse con traficantes de drogas. Por ejemplo, en un mensaje el acusado dijo que estaba «durmiendo en un automóvil fumando ‘crack'» en el centro de la ciudad de Wilmington.