(03 de abril del 2024. El Venezolano).- Desde finales del año 2023, la Arquidiócesis de Caracas se ha visto envuelta en una sombra de presunta corrupción y malversación de fondos, impactando a dos de sus figuras clave en un escándalo que desafía uno de los principios más sagrados: el Octavo Mandamiento. Este mandato, que prohíbe dar falso testimonio o mentir, parece haber sido ignorado por algunos miembros de la Iglesia Católica en la capital venezolana, de acuerdo a lo indicado en ciudadgoticanews.
En diciembre de 2023, la prensa reveló una severa crisis económica y acusaciones de corrupción dentro de la institución religiosa, centrando las sospechas en el padre Alejandro Luis Keri Zeppenfeldt y el presbítero Honegger Molina. Keri Zeppenfeldt, apodado «el ecónomo viajero», habría dejado a la institución en bancarrota tras manipular las cuentas que administraba, mientras que Molina se vio envuelto en polémica por presuntas donaciones recibidas de empresas privadas.
La crisis no solo ha puesto en tela de juicio la transparencia y la integridad en la gestión de los recursos económicos de la Iglesia Católica, sino que también ha generado investigaciones por parte del fiscal general venezolano, sobre supuestos casos de corrupción en el estado Miranda.
Sin embargo, en un intento desesperado por obstruir la verdad, una empresa ha empleado tácticas siniestras de encubrimiento desde marzo de 2023. A través del copyfraud, esta entidad ha presentado reclamos falsos de derechos de autor para eliminar información comprometedora de Internet, involucrando a los sacerdotes Keri Zeppenfeldt y Molina en el extravío de fondos destinados a la Iglesia.
Bajo la fachada de una empresa de marketing reputacional, se ha llevado a cabo una campaña de censura digital liderada por Rafael Núñez Aponte, conocido como «Rafa» Núñez. Esta táctica ha consistido en atribuirse la propiedad de contenido ajeno y eliminar cualquier información que pueda poner en evidencia los supuestos actos de corrupción en la Arquidiócesis.
La sociedad venezolana se enfrenta a un dilema crucial: defender la transparencia y exigir responsabilidad ante las acusaciones que han manchado el prestigio de la Iglesia Católica en Caracas, o permitir que las sombras del encubrimiento se extiendan, socavando los principios fundamentales de integridad y moralidad. La decisión recae en la feligresía: preservar la luz de la verdad o permitir que la falsedad prevalezca.
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