(02 de abril del 2024. El Venezolano).- Pareciera obvio que la prioridad de la candidatura de Manuel Rosales es continuar en su rol como promotor del diálogo para fortalecer la alternativa democrática frente al continuismo hegemónico del autócrata Nicolás Maduro .
Por Carlos Tablante
Está demostrado que Rosales, con sus altas y bajas, es un buen gobernante. Se le percibe como un eficiente gerente social y un político trabajador a tiempo completo, que ha ganado elecciones y ha cobrado la victoria, gobernado al Zulia sin sectarismos y sin discriminación partidista.
Unidad y diálogo
Su tarea más importante en este momento es el diálogo constructivo con MCM y todos los actores políticos y sociales del país, con su estilo: sin descalificar a los otros para calificarse él, ha dicho, que la tarjeta de su partido Un Nuevo Tiempo estaría disponible para cualquier candidato o candidata que pueda superar los obstáculos impuestos por Maduro.
María Corina Machado, al tener el mayor poder de representación, obtenido en la elección primaria, tiene a su vez la mayor responsabilidad para impulsar un mensaje de unidad nacional donde todos cabemos, con su liderazgo y con nuestras diferencias y matices, conformando así un movimiento poderoso que recoja la aspiración mayoritaria del cambio urgente que reclama Venezuela.
El régimen luce agotado. En el plano internacional, cada vez recibe más críticas inclusive desde la izquierda democrática. Estamos observando una derrota política capital de Nicolás Maduro, de esas que preceden a los naufragios electorales. La persistencia en los abusos más flagrantes sólo sirve para hacer más evidente su desesperación. La cleptocracia se desinfla, paga un costo político cada vez más alto y se enfrenta a una derrota electoral casi inevitable.
Sin embargo, la ruta electoral sigue siendo estrecha. La única forma de ensancharla es con la participación de todos, sin exclusiones. Para continuar en la vía electoral, tiene que haber cooperación y coordinación entre los diversos actores. Cada quien en lo suyo pero todos juntos por el cambio que reclama el país. No podemos permitir que por nuestros errores la aspiración de cambio de mas del 80% del país que quiere derrotar el continuismo de Maduro, se convierta en desesperanza, abstención y dispersión.
Venezuela conoce muy bien el liderazgo mesiánico autocrático y vive sus nefastas consecuencias. No creemos que repetir el esquema de puros o impuros, arios o judíos, escuálidos o patriotas sea el adecuado para articular una gran alianza que debe ser plural y diversa, amplia e incluyente.
Tres tarjetas, una candidatura
Es cierto que hasta el 18 de julio hay posibilidad para sustituir candidatos.Es correcto que Maria Corina Machado siga luchando y debemos acompañarla por su derecho a ser candidata utilizando los medios democráticos que considere necesarios para lograr tal objetivo.
No obstante, debe estar consciente de que mientras lo logra, debe realizarse una campaña en forma, con las postulaciones a mano y, al tiempo que luchamos por la restitución de su derecho, trabajar para ganar con la candidatura que tenga mayores posibilidades. Esto es más necesario si tomamos en cuenta que, si bien el 18 de julio es la fecha límite para sustituciones, la fecha límite para sustituir con efecto en la boleta electoral ( foto y nombre del candidato o candidata) es el 20 de abril.
Ello obliga a dos cosas:
1) Un acuerdo entre Maria Corina Machado, Manuel Rosales y la PUD que permita el uso cabal de las tres tarjetas con una sola cara y un solo nombre. Este acuerdo incluiría compromisos entre ambos en caso de que se lograse o no la habilitación de Maria Corina Machado o de la aceptación de su sustituta, Corina Yoris.
2) Un compromiso de todos los factores unitarios para restablecer un trato adecuado entre los distintos dirigentes, evitando o aplazando debates no pertinentes, utilizando un lenguaje respetuoso en el manejo de las divergencias y evaluar si vale la pena ventilar públicamente diferencias acerca de temas conflictivos, que nos distraigan del Acuerdo de Barbados o de la elaboración de una propuesta programática de transición que debe tener como prioridad un pacto para enfrentar la emergencia humanitaria compleja que vive el país.
Los partidos representados en la Plataforma Unitaria Democrática deben decidir si mantienen la candidatura de Edmundo González o apoyan a Manuel Rosales. Si se consigue, con la presión internacional y la movilización de todos, que la candidatura propuesta por MCM sea admitida y aceptada por el CNE , tendría el respaldo unánime de todos los integrantes de la PUD, pero eso no ha sido posible hasta ahora. La única rebelión posible es la de los votos.
La movilización bien organizada por centro de votación se convertirá en una gran rebelión electoral para dar inicio así a una negociación compleja con el régimen de Maduro que ciertamente por ser una cleptocracia, aunque parezca paradójico, es por lo que debemos buscar el cambio y la salida por la vía de una negociación política.