(25 de julio del 2019. El Venezolano).- La novela del oro venezolano en Uganda, parece tener protagonistas colombianos. Se trata de Alex Saab y Germán Rubio, apodado “Cuchi” y quien cambió su nombre en Colombia a Álvaro Pulido, según Prensa América.
Sin pasar por los controles aduaneros, 7,4 toneladas del metal precioso que salieron del Banco Central de Venezuela llegaron a África. El viaje de ese cargamento se ha convertido en un verdadero misterio.
Alrededor de 7,4 toneladas de oro venezolano, un botín valuado sobre los 300 millones de dólares, aparecieron ilegalmente en Uganda. Las autoridades del país de África oriental revelaron semanas atrás que el metal precioso había entrado sin pasar los filtros de aduana. El asunto tomó vuelo mediático por todos los ingredientes que combina.
A finales de febrero, la agencia Reuters informó que al menos 8 toneladas de oro habían sido extraídas de las bóvedas del Banco Central de Venezuela. Ante la caída de la producción petrolera y su crisis económica interna, agravada por un cerco internacional, ese país encontró en sus reservas del metal la forma de obtener liquidez monetaria para sostener sus importaciones.
Ángel Alvarado, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, fue uno de los primeros en denunciar la extracción del oro. Dijo entonces que pretendían venderlo de contrabando en el exterior. El pasado 15 de marzo, el político de oposición aseguró que el cargamento registrado en Uganda era el perdido. Y recalcó que faltaban 0,6 toneladas del material. No obstante, la grave denuncia de Alvarado ha permanecido soterrada desde entonces, dando origen a dudas de si un cheque en blanco pudo haber comprado su silencio.
Ángel Alvarado Rangel es economista y miembro de la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional. Ocupó diversos cargos en la alcaldía de Petare, bajo el mandato de Carlos Ocariz.
La Policía de Uganda aseguró que el oro entró en dos tandas. Un primer cargamento de 3,8 toneladas, el 2 de marzo, y otro de 3,6 el 5 del mismo mes. Este último lo encontraron en las instalaciones de AGR, la refinería que lo recibió, empresa de capital belga, de discutida reputación. En su recorrido el oro salió desde Venezuela, hacia Panamá y luego a su destino final, con la colaboración de la línea aérea COPA. Sin embargo, no apareció el primero. Esa firma aseguró que la transacción fue totalmente legal, y que se hizo con los documentos en regla, contrariando la versión de la Policía.
Hasta ahí va la información oficial sobre el misterioso oro venezolano. Pero hay muchos más hilos que se entrecruzan en esta historia. La versión digital de la revista venezolana Cuentas Claras, especializada en crimen transnacional le agregó un nuevo protagonista: «Alex Saab sería el dueño del oro decomisado en Uganda, el que habría recibido como pago por importaciones realizadas para el régimen de Maduro del cual es el principal proveedor», de alimentos, combustible y pertrechos militares, entre otros.
Saab es un empresario colombiano, con orden de captura en Colombia, cliente del afamado abogado Abelardo De la Espriella. El empresario es vinculado a la ex-senadora Piedad Córdoba y al senador Gustavo Petro. Alex Saab está envuelto en uno de los mayores escándalos de corrupción del gobierno de Maduro: el de los CLAP. Estos son los mercados con productos básicos que se reparten entre la población. Detrás, esconden una red de empresas de papel que encubren lavado de activos y corrupción que escala hasta las más altas esferas del poder político venezolano.
El empresario pertenece a una familia que llegó a Colombia a mediados del siglo pasado, desde Líbano, pero de origen palestino y se dedicaron al comercio .Su fortuna la construyeron con el negocio textil. Alex, el segundo de cuatro hermanos, apareció hace algunos años en Venezuela, convertido en un magnate, asociado con Álvaro Pulido, cuyo nombre real es Germán Rubio, alias Cuchi, otro colombiano, y trabajando para el gobierno de Maduro.
La relación que pueda tener Saab con los lingotes que aparecieron en Uganda no ha trascendido mucho. Sin embargo, se creería que harían parte de la forma de pago por las importaciones que pone a disposición del gobierno de Maduro, y que su paso por el país africano sería un modo de perderle el rastro antes de venderlo en otros países, como Emiratos Árabes. Una firma de este último país ya le había comprado tres toneladas al Banco de Venezuela, pero anunció que frenaría los negocios mientras se estabilizaba la crisis política. Saab también recibiría pagos en diamantes, petróleo y piedras preciosas que se negociarían luego en el Medio Oriente.
El otro misterio que se le suma a la fuga del oro venezolano es el de los aviones rusos. En enero, Novaya Gazeta, un diario ruso de investigación, reportó el vuelo de un Boeing entre Moscú y Caracas, pasando por Dubai. Según sus fuentes, agencias rusas habrían ayudado a sacar 20 toneladas de oro de Venezuela. En el país sudamericano, figuras de oposición apuntaron a informaciones similares.
Hasta ahora, las circunstancias que rodean la salida del oro venezolano no son claras, pero el devenir de los acontecimientos parece indicar que pronto lo serán y permitirán conocer quiénes se estarían beneficiando de la fuga del tesoro al que se aferra Maduro ante su iliquidez, entre los que estaría Adriana Martínez, pareja de Germán Rubio, o de mejor dicho, Álvaro Pulido.
Con información de Expresame