(29 de noviembre del 2022. El Venezolano).- En un callejón sucio tras una tienda de donas de Los Ángeles, Ryan Smith se convulsionaba atenazado por el fentanilo, pasando en su euforia abruptamente de momentos de letargo a arranques de temblores violentos en un cálido día de verano.
Cuando Brandice Josey, otro indigente adicto, se inclinó y exhaló una bocanada de humo en dirección suya en un acto de caridad, Smith se enderezó y abrió su labio lentamente para inhalar el vapor como si fuera la cura de sus problemas.
Smith, que vestía una camiseta amarilla mugrienta con la frase “Sólo buenas vibras”, se reclinó sobre su mochila y dormitó el resto de la tarde sobre el asfalto, sin inmutarse ante el hedor de alimentos en descomposición y excrementos humanos que impregnaba el aire.
Para demasiadas personas enganchadas a este narcótico, el sueño que sigue a una dosis de fentanilo es permanente. La droga altamente adictiva y potencialmente letal se ha convertido en un flagelo en todo Estados Unidos y está haciendo estragos entre el creciente número de personas que viven en las calles de Los Ángeles.
Casi 2.000 indigentes fallecieron en la ciudad de abril de 2020 a marzo de 2021, un incremento del 56% con respecto al año previo, según un informe difundido por el Departamento de Salud Pública del condado Los Ángeles. La sobredosis fue la principal causa de muerte; más de 700 perdieron la vida por ello, reseñó AP.
El fentanilo fue desarrollado para que fuera un analgésico frente a dolores intensos de padecimientos como el cáncer. El uso de este poderoso opioide sintético, el cual es barato de producir y con frecuencia es vendido solo o entremezclado con otras drogas, ha aumentado exponencialmente. Como es 50 veces más potente que la heroína, incluso una dosis pequeña puede ser letal.
Rápidamente se ha convertido en la droga más mortífera en la nación, según la agencia antinarcóticos DEA. Dos terceras partes de las 107.000 muertes por sobredosis en 2021 fueron atribuidas a opioides sintéticos como el fentanilo, indicaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Las consecuencias por el uso de la droga se extienden mucho más allá de las calles.
Jennifer Cataño, de 27 años, tiene los nombres de dos hijos tatuados en sus muñecas, pero no los ha visto en varios años. Viven con su madre.
Un informe de 2019 elaborado por la Autoridad de Servicios para Indigentes de Los Ángeles halló que aproximadamente una cuarta parte de todos los adultos sin hogar en el condado Los Ángeles tenían enfermedades mentales y 14% padecía un trastorno por consumo de sustancias. En ese análisis sólo fueron incluidas personas que tenían una enfermedad grave permanente o de largo plazo. En una interpretación más amplia de los mismos datos, el periódico Los Angeles Times halló que aproximadamente el 51% sufrían enfermedades mentales y 46% padecían trastornos por el abuso de sustancias.
Se están erogando miles de millones de dólares para atenuar la indigencia en California, pero el tratamiento no siempre recibe fondos.
Un controvertido proyecto de ley promulgado por el gobernador Gavin Newsom podría mejorar eso al obligar a las personas que padecen enfermedades mentales graves a someterse a tratamiento. Pero es necesario que sean diagnosticadas con cierto trastorno, como por ejemplo esquizofrenia, y el ser adicto por sí solo no es suficiente para ser atendido.