(02 de octubre del 2019. El Venezolano).- Aún no se reportan víctimas mortales por estos incendios, que se producen mientras California aún se recupera de las secuelas de fuegos de años anteriores, incluido el Camp Fire de 2018 que arrasó la ciudad de Paradise y mató a 86 personas
Un nuevo incendio forestal en el sur de California se expandió a un área de 3.600 hectáreas este 1 de noviembre, obligando a la evacuación de miles de personas y estirar aún más los recursos de este estado azotado por una decena de fuegos desde hace varios días.
El incendio María estalló el jueves de noche en el condado de Ventura, a unos 100 km al noroeste de Los Ángeles, y se descontroló durante la madrugada impulsado por los fuertes vientos.
Cientos de bomberos respaldados por aviones cisterna y helicópteros luchaban contra las llamas, que hasta ahora no han sido contenidas, y amenazan 1.800 estructuras.
El alguacil del condado de Ventura, Bill Ayub, destacó que las cuadrillas de bomberos expresaron que su trabajo fue entorpecido por alguien que volaba un dron en el área del desastre, informó AFP.
“Nuestros esfuerzos aéreos de extinción de incendios se vieron obstaculizados por alguien que volaba un pequeño dron que aparentemente grababa el incendio”, dijo a los periodistas. “Esto creó una situación bastante peligrosa. No sólo es ilegal (volar drones), sino que obstaculiza nuestros esfuerzos”.
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Alerta “extrema” levantada
Otro incendio en el condado, el Easy Fire, que estalló el miércoles y se acercó peligrosamente a la biblioteca presidencial Ronald Reagan en el Simi Valley, fue contenido casi por completo el viernes.
Más al norte, en el condado de Sonoma, hubo también buenas noticias ya que las autoridades informaron que habían logrado controlar el incendio Kincade, el más grande del estado esta temporada, en un 65%.
Los múltiples incendios que se han desatado en todo el estado en las últimas dos semanas impulsaron al gobernador de California, Gavin Newsom, a declarar una emergencia a principios de esta semana.
Los incendios forestales han sido alimentados por condiciones de sequía, especialmente en la parte baja del estado donde no ha llovido desde hace meses.
Una nada común alerta roja “extrema” emitida para el área de Los Ángeles a principios de esta semana fue levantada el jueves, pero el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) advirtió que los llamados vientos de Santa Ana podrían causar estragos hasta el viernes de noche.
En un intento por reducir el riesgo de incendios forestales, la mayor compañía eléctrica del estado, Pacific Gas & Electric, declarada en bancarrota, ha restringido el servicio a millones de clientes en el norte y centro de California, provocando indignación.
Los incendios de este año, que aún no reportan víctimas mortales, se producen cuando California aún se recupera de las secuelas de fuegos de años anteriores, incluido el Camp Fire de 2018, el más destructivo en la historia del estado, que arrasó la ciudad de Paradise y mató a 86 personas el año pasado.
Incendios similares en el norte de California, incluidas las regiones vinícolas de Napa y Sonoma, dejaron 44 muertos en 2017 y destruyeron miles de estructuras.