Hablar de la San Diego Comic-Con Internacional es hablar del evento más importante del mundo en materia de cultura pop. Cada año reúne a miles de fanáticos, creadores y profesionales de la industria del entretenimiento, y es allí donde se marcan tendencias y se presentan las voces que darán forma a lo que veremos en pantallas. Por eso, no es poca cosa que dos venezolanos, Jonathan Castellanos y Gianfranco Mastrorosa, hayan sido invitados este 2025 a tener su propio panel.
Su presentación estuvo dedicada a promover una nueva forma de hacer vida en esta industria: el doblaje remoto, un modelo que permite a actores de voz trabajar desde cualquier parte del mundo, conectarse en tiempo real con directores y productores, y entregar resultados de la misma calidad que en un estudio tradicional. Una verdadera revolución que rompe fronteras y acerca más oportunidades a quienes desean crecer en esta profesión.
El impacto no se quedó solo en el evento: muchas nuevas generaciones despertaron interés en el mundo del doblaje gracias a ese panel. Jóvenes que antes veían esta industria como algo lejano, descubrieron que existen múltiples alternativas para abrirse camino, especialmente en el formato remoto que se consolidó durante la pandemia. Jonathan y Gianfranco se han convertido así en promotores de una industria que evoluciona constantemente, demostrando que el doblaje ya no está limitado a un estudio físico, sino que ahora puede hacerse desde cualquier rincón del mundo.
Lo curioso de la historia es que ni Jonathan ni Gianfranco comenzaron su vida pensando en ser actores de voz. Ambos son venezolanos, pero sus trayectorias académicas parecen una broma del destino. Gianfranco se formó en ingeniería, siempre con notas brillantes y fama de “estudiante ejemplar”. Jonathan, por el contrario, admite con humor que nunca fue el mejor de la clase: estudió contaduría pública y se graduó, aunque jamás encontró en los números su verdadera pasión. “Si alguien no era el alumno estrella, ese fui yo”, dice entre risas.
Lo que sí comparten es que, a pesar de sus diferentes caminos, encontraron en el doblaje un espacio donde realmente se sienten vivos. En los últimos años, han prestado su voz a series, películas, videojuegos, documentales e incluso canales de YouTube, demostrando que el oficio del actor de voz es tan diverso como exigente. Desde personajes entrañables hasta narraciones profundas, su talento ha viajado más allá de fronteras, llevando un pedacito de Venezuela a producciones internacionales.
La combinación de sus personalidades también juega un papel clave: Gianfranco, con su disciplina de ingeniero, prepara cada detalle con precisión milimétrica; Jonathan, en cambio, apuesta por la improvisación y la espontaneidad. Esa mezcla entre estructura y frescura ha sido parte del éxito de los proyectos que han desarrollado juntos.
El panel en la Comic-Con fue, más que un logro, un reconocimiento a la pasión y al esfuerzo de dos artistas que decidieron reinventarse y mostrar que en el doblaje no importan tanto los títulos universitarios, sino la capacidad de transmitir emociones con la voz.
“Lo maravilloso de esta industria es que no importa dónde estés, ni de qué país vengas: lo que cuenta es tu disciplina, tu entrega y tu amor por contar historias”, aseguran.
Y así, entre anécdotas cómicas y la seriedad de los grandes retos, Jonathan Castellanos y Gianfranco Mastrorosa son hoy un ejemplo de cómo dos venezolanos, con carreras universitarias que nada tenían que ver con este mundo, terminaron brillando en uno de los escenarios más grandes del entretenimiento mundial.
Porque a veces, los caminos más improbables son los que terminan marcando la diferencia.