(2 de mayo del 2019. El Venezolano).- Tareck El Aissami es uno de los líderes más poderosos del régimen de Nicolás Maduro, un hombre de mano dura que ha reprimido protestas, ha enfrentado a rebeldes y ha sido una presencia constante al lado de Nicolás Maduro, el presidente autoritario del país.
Asimismo, durante estos últimos años El Aissami, también ha sido objeto de amplias investigaciones por parte del servicio venezolano de inteligencia sobre sus vínculos con el submundo criminal.
Según un archivo secreto recopilado por agentes venezolanos y publicado por El New York Times, El Aissami y sus familiares han ayudado a colar a militantes de Hezbolá en el país, así como también han hecho negocios con un narcotraficante y han resguardado 140 toneladas de químicos que se cree fueron usados para la producción de cocaína, lo que ha contribuido a convertirlo en un hombre rico mientras el país se ha sumido en el caos.
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Los documentos ofrecen una rara oportunidad para ver cuán fragmentados y nerviosos se han vuelto los servicios de seguridad de Venezuela, especialmente sobre la corrupción en los niveles más altos del gobierno.
El archivo, entregado a The New York Times por un exoficial venezolano de inteligencia de alto rango y cuyos contenidos fueron confirmados de manera independiente por otro exoficial, narra testimonios de informantes que acusan a El Aissami y a su padre de reclutar a miembros de Hezbolá para expandir el espionaje y las redes de narcotráfico en la región.
Y es que Hezbolá es considerada una organización terrorista por Estados Unidos y funcionarios estadounidenses dijeron que desde hace tiempo tiene presencia en América del Sur, donde ha ayudado a lavar dinero del narcotráfico. En 2008, el Departamento del Tesoro sancionó a otro diplomático venezolano tras acusarlo de recaudar fondos para Hezbolá y de ayudar a sus integrantes a viajar hacia Venezuela.
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De acuerdo con el expediente, El Aissami y su padre, Carlos Zaidan El Aissami —un migrante sirio que alguna vez trabajó con Hezbolá durante sus visitas a su país natal—, buscaron cómo introducir a Hezbolá en Venezuela.
Los informantes les dijeron a agentes de inteligencia que el padre de El Aissami estaba involucrado en un plan para capacitar a miembros de Hezbolá en Venezuela “con miras a expandir las redes de inteligencia en toda América Latina y al mismo tiempo trabajar en narcotráfico”, según los documentos.
Esa información indica que El Aissami ayudó a impulsar ese plan al utilizar su autoridad sobre los permisos de residencia para emitir documentos oficiales a militantes de Hezbolá, permitiéndoles quedarse en el país.
Asimismo, el archivo no especifica si Hezbolá logró establecer su red de inteligencia o rutas de drogas en Venezuela. Pero sí menciona que miembros de esa organización se establecieron en Venezuela con la ayuda de El Aissami.
Según la fuente del New York Times se conoció que también colaboró con el mundo criminal de otras maneras: los documentos afirman que su hermano, Feraz, hizo negocios con el narcotraficante más célebre de Venezuela, Walid “el Turco” Makled, y que tenía casi 45 millones de dólares guardados en cuentas bancarias suizas.
Los documentos también muestran que El Aissami tenía vínculos con el narcotraficante, al señalar que emitió grandes contratos públicos a una empresa vinculada a Makled.
Según el archivo, mientras el país se dirigía a un colapso económico que forzó a millones de personas a huir de Venezuela y que ha causado una grave escasez de alimentos y medicinas, El Aissami se volvió un hombre rico.