(12 de marzo del 2022. El Venezolano).- La rampa 4 del aeropuerto internacional Simón Bolívar de Caracas, operada en un 50% por los cubanos, fue la que se usó para el aterrizaje de la comisión que envió el gobierno Biden, el pasado 5 de marzo.
En menos de 30 minutos, un fuerte esquema de seguridad condujo a los funcionarios estadounidenses hasta el Palacio de Miraflores, en donde los estaba esperando el propio Nicolás Maduro, con su esposa, Cilia Flores, y el presidente del Parlamento, Jorge Rodríguez.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, se ha limitado a señalar que la reunión se centró en la seguridad energética de Estados Unidos, de cara a la invasión de Rusia a Ucrania.
En efecto, entre las sanciones impuestas a Vladimir Putin, para frenar la sangrienta arremetida en Europa, está la prohibición de comprarle petróleo a Rusia, medida que abrió un boquete en las reservas internas estadounidenses.
Pero dos fuentes en Caracas le dijeron a El Tiempo que, además de explorar el suministro de crudo de Venezuela a Estados Unidos, en el mediano plazo, Maduro alcanzó a tocar de frente dos temas claves para él.
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