(11 de enero del 2022. El Venezolano).- El gobierno de Estados Unidos, por medio de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, organizó y financió a partir de la antigua Guardia Nacional (somocista) y con la ayuda de otros países como Argentina (en plena era militar), un ejército paramilitar con base en los países vecinos, Honduras y Costa Rica, que intervino en acciones de guerra contra el régimen sandinista con el objetivo de instaurar la democracia en Nicaragua. Estados Unidos financió a “La Contra” para combatir al Ejército Popular Sandinista (EPS), financiado por la URSS y Cuba, interesados en expandir el castro-estalinismo a lo largo y ancho de la América hispana.
Escrito por Robert Alonso
El apoyo se incrementó con la administración del presidente Ronald Reagan durante la década de los 80. En 1989 estalló el escándalo Irán-Contra, donde los americanos de Reagan les vendían ilegalmente armas a los iraníes para combatir la guerra contra Irak, con el fin de conseguir fondos de financiamiento para “La Contra” en Nicaragua. Este escándalo puso en peligro, incluso, la presidencia de Reagan.
“La Contra” estaba formada, ya al final, por muchos grupos armados. La única relación que unía a las diferentes organizaciones armadas que formaban “La Contra” era su oposición o supuesta oposición a los sandinistas.
Los grupos más importantes eran los MILAS (Milicia Popular Anti-Sandinista, antes Anti-Somocistas) grupo maoísta y primer grupo en oponerse al gobierno sandinista. La Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), cuyo jefe era el antiguo Coronel Enrique Bermúdez Varela, “El Comandante 380”, asesinado por los sandinistas ya fuera del poder, en plena era democrática de Violeta Barrios, viuda de Chamorro y frente a las oficinas de los Ortega. El Comandante Bermúdez había regresado a la Nicaragua “democrática”, bajo el gobierno de la Violeta, quien le había colocado cuatro escoltas para su seguridad física mientras se encontraba en su país. Un día, el gobierno de la Chamorro le informó que no podían seguir manteniéndole la escolta, por motivos de “presupuesto”. Esa misma tarde, el “Comandante 380” fue brutalmente asesinado, precisamente, frente a las oficinas de los hermanos Ortega en Managua… como para que no quedara la más mínima duda de quién lo había asesinado y de quién era el poder absoluto en Nicaragua.
La Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), era otro de los grandes grupos armados que conformaban “La Contra”. ARDE estaba liderada por el ex sandinista Edén Pastora, “El Comandante Cero” y Alfonso Robelo, antiguo miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional.
Estaban también las Fuerzas Armadas Revolucionarias Nicaragüenses (FARN) de Fernando Chamorro, “El Negro”… además, KISAN, YATAMA y MIDURA, integrados por los indígenas caribeños, eternos enemigos de los sandinistas.
La presión ejercida por todos estos grupos armados obligó a los sandinistas a aceptar acudir a unas elecciones en las que ganó Violeta Barrios, viuda de Chamorro, quien encabezaba la coalición UNO (Unión Nacional Opositora), apoyada por Estados Unidos y los países democráticos de América.
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