(06 de abril del 2019. El Venezolano).- Lo que padece al día de hoy la ciudadania venezolana, es la indeseable herencia del populismo que asaltó la fe de los venezolanos. Arrasaron con todo. Nos dejan una pesada deuda pública que repercutirá por muchos años en las deterioradas finanzas del Estado. Serán un lastre inmenso con el que hay que cargar, mientras se endereza la carga del deficit fiscal, de la hiperinflación y la devaluación de nuestra moneda. Pero los servicios públicos son, a mi entender, uno de los huesos duros de roer. Está demás describir lo indispensable que resultan, para quienes somos cabezas de familia, la luz, el agua y el gas, además del transporte colectivo. Pues bien, seamos muy francos a la hora de ver como se remediará este drama que nos deja como legado la camarilla de farsantes que prometieron convertir a Venezuela en un “mar de la felicidad”, y convirtieron en chatarra, instalaciones que fueron reputadas como de “Primer Mundo”. El Gurí fue el portento de ingeniería hidroeléctrica que maravilló a los visitantes que después de ver el complejo vial La Araña, El Pulpo y El Ciempiés, viajaban espléndidamente en la Lina 1 del moderno Metro caraqueño.
Más del 70% del país podría recibir energía eléctrica desde esa mezcla de aguas naturales con talento humano, que logró edificar eso que ahora, por obra y gracia de esta tiranía, es un complejo en ruinas que costará tiempo y recursos de toda índole recuperar. Si, así como lo leen. Porque colapsaron los ejes de producción y como lo poco que se produce no hay como transmitirlo -porqué la energía no se acumula, no se puede almacenar-el país está entre tinieblas. Y por más que Maduro salga con sus imbecilidades, acusando a los animales o a los imperios de lo que es su real culpa, la tragedia es que sufriremos de esa oscurana por mucho tiempo, porque el daño es estructural. Las turbinas, los sistemas de transmisión y distribución, las sub-estaciones Altavista, La Arenosa, Malena y Los Olivos y las plantas termoeléctricas son un cementerio de riqueza. Destruyeron el complejo eléctrico de Venezuela, mientras se robaban una fortuna.
El agua es otra de las tragedias. Ya lo ha explicado uno de los técnicos más solventes que tiene Venezuela en esa área, el Ing. Jose Maria De Viana. El sistema que entrelaza al Tuy I, Tuy II y Tuy III, están también, para nuestra desgracia, colapsados. Esa estructura, igualmente, deslumbró a los entendidos en este tipo de proyectos de ingeniería. Pues bien también está maltrecho. Más de la mitad de las bombas que deben impulsar el agua acumulada en el embalse de Camatagua, construido en el año 1964, están fuera de servicios. Lo poco que llega a Caracas es agua sucia. Menos del 64% de la población no recibe el preciado liquido. Los más de 2 mil km de tubería que forman parte del sistema, presentan daños porque no hubo mantenimiento preventivo ni correctivo a tiempo. Esa hilera de tubos son ahora “residencias” de animales de todo tipo y centros de acopio de desechos contaminantes. Los embalses complementarios como La Mariposa, La Pereza y Lagartijos, tienen mas sedimentos que agua en reserva. Y estos populistas en 20 años no fueron capaces de construir el Tuy IV, a pesar de haber mal administrado un océano de petrodólares.
Tenían que robárselo todo. Al igual que saquearon los presupuestos asignados para las obras del Metro de Caracas. Por eso del Cable Tren Bolivariano sólo terminaron, a duras penas, 3 de 5 estaciones. De la linea 5 que incumbe el tramo desde Zona Rental hasta Parque Miranda, dejaron como “trofeo electoral” la estación de Bello Monte, más nada. Lo demás son ruinas que costaron una fortuna. Compraron decenas de vagones que ahora son canibalizados, mientras se pierden también miles de metros de cables almacenados, junto a transformadores de potencia y computadoras. No pretendo despertar falsas alarmas, ni mucho menos generar angustias en una población que ya bastante tiene con los problemas que sobrelleva, pero la verdad es la verdad, y lo cierto es que El Metro, ese otro prodigio que edificó la democracia, bajo la tutela del excepcional técnico criollo Jose Gonzalez Lander, al día de hoy está a punto de ver reventar sus sistemas de rieles, cambia vías, vagones, escaleras mecánicas y ductos de aire acondicionado.
Salir de esta calamidad es la prioridad, hay que acompañar a nuestro presidente Juan Guaido, él tiene la mejor intención y una ruta que debemos seguir, sin que ello implique dejar de advertir lo que sea conveniente decirle a nuestro guía en esta coyuntura. Tal como lo viene haciendo Antonio desde hace mas de 15 meses, señalando que para salir de esta narcotirania es indispensable contar con la intervención humanitaria que active en Venezuela el concepto de Responsabilidad de Proteger, mientras en lo interno se toman las previsiones contempladas en el articulo 187 de nuestra Carta Magna.
Por: Mitzy Capriles de Ledezma