(15 de marzo de 2019. El Venezolano).- Siempre he sostenido que ahora es cuando queda por ver truculencias de esta malhadada revolución. La última y más increíble es la utilizada como excusa ante el gran colapso del servicio eléctrico que dejó apagada a Venezuela por cinco días consecutivos, hecho únicamente en revolución porque no se tiene registros de un evento de similar naturaleza en el mundo entero. Un sabotaje cibernético del imperio norteamericano y los «lacayos» de la derecha venezolana fue la causa presentada por el rocambolesco Ministro de Propaganda, Jorge Rodríguez, especie de Rasputín de nuevo cuño.
Tamaña mentira no se la creía ni él mismo y se le veía claramente en las muecas de su patético rostro. Pero es que la gente que logró tener acceso a esa truculencia, porque Venezuela estaba apagada, tampoco podía dar crédito a tan desproporcionada charada.
La guinda de la torta la colocó Nicolás Maduro, al dirigirse al país en cadena de medios radioeléctricos y repetir como loro las mismas mentiras que un día después de la tragedia expresara el infalible Ministro. A Maduro nadie le cree ni una gota de cuanto dice, menos esta historieta sacada de las sucias pocetas del G2 cubano que es quien orienta las políticas de esta disoluta y corrupta revolución.
Poco les faltó para decir que vieron al propio Donald Trump, acompañado de Juan Guaidó, computadora en mano, cuando intervenían el sistema informativo del Guri para colapsar la electricidad en toda Venezuela.
Lo que llama poderosamente la atención en todo este sainete revolucionario es que el hombre encargado de darle una explicación al pueblo venezolano, de decir la Real verdad de lo acontecido, el gorila Ministro de Corpoelec, Generalote Luis Motta Domínguez, no apareció por ningún lado, y hasta la fecha no ha salido a bailar, dejando serias dudas sobre el hecho.
Expertos de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la UCV, directivos del Colegio de Ingenieros de Venezuela, afirman que se trató de una descomunal mentira. Que es imposible un saboteo cibernético al sistema informático del Guri y se trató fue de un accidente en el sistema de líneas de transmisión que estaban cubiertas por la maleza y ocasionaron una explosión con las consecuencias ya conocidas.
¿Pero es que acaso un siniestro como éste no estaba anunciado? Hasta el más desprevenido sabía que algo así tenía que suceder no solo porque los conocedores de la materia lo venían alertando sino porque en todas las ciudades del país los apagones, bajones y «subiones» eran el orden del día en el servicio eléctrico.
La verdad es que no se puede pretender engañar de esa manera a toda una nación que sabe perfectamente que se trata de un gobierno incapaz, mañoso e incompetente que evade sus exclusivas responsabilidades con mentiras que ni un mentecato tolera. Este lamentable evento que ha ocasionado pérdidas multimillonarias en el país, comercios saqueados, centenares de venezolanos, niños, jóvenes y adultos, muertos en las emergencias de hospitales porque también la revolución los dejó sin plantas eléctricas para emergencias de este tipo, debiera ser un buen motivo para que Nicolás Maduro termine de dejar el poder que usurpa desde el 10 de enero del año en curso y le permita a los venezolanos buscarle una salida democrática a esta grave crisis que ha destruido los cimientos de la República.