(07 de noviembre del 2019. El Venezolano).- Brindemos por él, celebremos la vida de Fernando Gutiérrez
Conocí a Fernando Gutiérrez en el año 1985, cuando comenzaba mi tercer año en la radio. El venía de El Guayabo, pueblo cercano a Santa Bárbara, potencia agropecuaria pero circundada de pobreza y escasez.
Nació allí a orillas de su río caudaloso un 7 de noviembre de 1950. Por la disposición astral de entonces, es escorpión para los occidentales y signo tigre para los chinos.
La primera vez que lo vi fue en Piamonte, un pequeño restaurant con forma de autobús, con unos particulares acondicionadores de aire que tenían la apariencia de bloque portátil, con unas 12 mesas colocadas a los lados de un rectángulo perfecto. Al lado de ese comedor tenía una carnicería de su familia, y del otro una licorería que atendía su padre Tío Nene, un bohemio rojizo, fanático del Brandy y las muchachas. El capitán de mesoneros era Bracho, que ya para entonces tenía unos espejuelos que parecían dos fondos de botella. Su hermana Niove era su socia y en paralelo gerenciaba Pinturas International, con su logo inolvidable: un pote de pintura cubriendo el globo terráqueo. Luego vino el crecimiento, se amplió el restaurant, sacrificando la carnicería y el depósito de licores. Conocí a su hermano Nerito, su señora esposa Lisbeth, y sus hermosas hijas que para la época tenían 6 y 5 años, Karen y Rossana.
Hasta finales de ese decenio de los años ochenta, Fernando combinó su gerencia del restaurant Piamonte con un cargo como administrador en Fluidos de Perforación, empresa contratista de PDVSA que tenía su sede en el Centro Comercial Primavera. En ese mismo centro funcionaba Nice Place, un agradable bar-restaurant de su amiga Gladys, donde coincidimos en algunas ocasiones, disfrutamos de su albergue, y que años más tarde despedimos con dolor, arrastrada por un cáncer.
Cada 7 de noviembre, día de fiesta zuliana, preámbulo de la velada chiquinquireña, felicito a mi hermano elegido en la vida: Fernando Gutiérrez, hombre sencillo, que ha dado un aporte de amistad y camaradería a esta ciudad. Brindemos por él, celebremos su vida.
Por León Magno Montiel