Caiga Quien Caiga
Toda lo que va de semana se ha ido en la polémica desatada en torno al indulto otorgado por Joe Biden a su hijo.
No estamos hablando de un hecho legal, aunque no soy experto en la materia presumo que no es así. El presidente en ejercicio aún, tiene esa facultad.
La cadena CNN, señalada de ser difusora del partido Demócrata, a través de una de sus figuras, el presentador Jake Tapper afirmó que la decisión del presidente Biden de indultar a su hijo, después de que él y sus colaboradores lo negaran que fuera a hacerlo, es una acusación contra su administración.
«Que el presidente Biden mienta sobre esto, por supuesto, hace que otros miembros de su administración y aliados sean crédulos o cómplices, incluido el secretario de prensa de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre , que lleva meses diciéndoselo al pueblo estadounidense», dijo, antes de mostrar a Jean-Pierre negando en múltiples ocasiones sus planes de indultar a Hunter.
Durante el programa, Tapper revisó lo que el analista jurídico de MSNBC Andrew Weissman, señaló alabando al presidente saliente de «vivir realmente el Estado de Derecho, lo está viviendo de la forma más personal, no está indultando a su hijo, cosa que podría hacer. No lo está haciendo porque está viviendo lo que significa tener un Estado de Derecho en este país».
Palabras que serán constantemente recordadas.
Tapper de CNN, lo cual nos muestra un escenario sorprendente sarcásticamente enfatizó «Viviendo el Estado de Derecho», «más allá del indulto y más allá de la mentira sobre el indulto, el Presidente Biden está haciendo lo que afirmó que no haría. Está socavando su propio Departamento de Justicia».
Sí a mi me dicen eso dos meses antes, no lo hubiera creído.
Viento a favor
Trump no iba a desaprovechar la oportunidad y publicó en Truth Social:
«¿El indulto otorgado por Joe a Hunter incluye a los rehenes del 6 de enero?»
Una advertencia bien explícita del futuro de los condenados por los hechos del capitolio.
Gracias a esta situación, los castigados iniciaran el periodo nuevo como todos unos héroes. Una señal para algunos de que Trump podría indultar a los condenados por lo que sucedió en ese día en la capital del país.
El senador republicano con muchos períodos reelecto, de Iowa Chuck Grassley tampoco desestima la coyuntura y como otros publicó en X:
«Me sorprende que el presidente Biden haya indultado a su hijo Hunter porque dijo muchas veces que no lo haría y yo le creí. Me avergüenzo».
Incluso el gobernador demócrata de Colorado, Jared Polis, fue duro contra el indulto, diciendo que Biden «puso a su familia por delante del país» y que la medida «empañaria su reputación».
Lapidaria declaración viniendo de un líder del mismo partido del Presidente Biden.
Las excusas de Biden
Lo justifica señalando que el indultó a su hijo “porque cree que Hunter fue víctima de un proceso judicial con motivaciones políticas, y eso es lo que el nuevo candidato de Donald Trump para dirigir el FBI dice que quería detener”.
De hecho, antes de que Trump lo nominara para el cargo, la cadena Fox News le preguntó a Kash Patel cómo podría restaurar la confianza en el FBI y el Departamento de Justicia.
«Una cosa, exponer la corrupción», respondió Patel. «Publiquen los documentos. Presenten las pruebas. Sólo hemos llegado a la mitad del agujero de la Rusia Gate. La gente necesita saber que su FBI ha sido restaurado al saber perfectamente lo que hicieron para vigilarlos ilegalmente».
Y es que el acto amplía su daño hacía todo el sistema judicial de Estados Unidos.
Tratando de restar importancia a esta declaración el congresista demócrata Jamie Raskin dijo a CNN que Patel simplemente aceptará las órdenes de Trump.
«No he visto pruebas de que el FBI haya sido utilizado como arma contra un partido político o el Departamento de Justicia», dijo Raskin. «Me refiero al ‘estado profundo’, aparentemente nadie lo ha definido nunca….”
La historia lo justifica ¿o no?
Es cierto que Biden no es el primer presidente en usar su poder de indulto para beneficiar a personas cercanas a él.
El asunto como señalamos al principio no es legal.
El problema es la metamorfosis, el cambio repentino, de quien se comprometió a restaurar las normas y el respeto por el estado de derecho.
¿Qué es un indulto?
Un presidente puede otorgar indultos y conmutar una pena. La Constitución de Estados Unidos lo prevé.
Debe tratarse de delitos federales penales, una conmutación reduce las penas pero no es tan amplia.
Su origen se remonta a una ley inglesa, que por su extensión, el lector puede leer en otros documentos.
Los presidentes usan mucho el poder:
Donald Trump otorgó 237 actos de clemencia durante sus cuatro años en el cargo y Barack Obama otorgó clemencia 1,927 veces en sus ocho años. Los presidentes han perdonado delitos de drogas, condenas por fraude y a quienes evadieron el reclutamiento en la era de Vietnam, entre muchas otras cosas.
La mayoría de los portales de prensa política ha repetido en líneas generales: Un presidente solo puede otorgar indultos por delitos federales, no estatales. Las condenas por juicio político tampoco son indultables.
Hunter Biden, el acusado.
Empezaremos por afirmar que el acto del presidente Biden ha quedado nulo, en tanto y en cuanto, no irá a la cárcel ni a un juicio, pero la condena social es de las mayores proporciones de las que se han visto en este país.
Ni siquiera la condena por evasión de impuestos de Al Capone llamó tanto la atención, donde ante la imposibilidad de probar sus crímenes penales, optaron por una acción disfrazada, con camuflaje de fuerte condena.
Todos los informes indican:
“Hunter Biden fue condenado en junio por mentir en un formulario federal cuando compró un arma en 2018 y juró que no era usuario de drogas. Solo meses después, se declaró culpable de cargos que lo acusaban de un esquema para evitar pagar al menos $1.4 millones en impuestos. Los fiscales alegaron que vivía lujosamente mientras desafiaba la ley fiscal, gastando su dinero en cosas como strippers y hoteles de lujo — “en resumen, en todo menos en sus impuestos”.
¿Biden incumplió o mintió?
Declaró a la prensa a principios del verano que no indultaría a su hijo.
“Estoy extremadamente orgulloso de mi hijo Hunter. Ha superado una adicción. Es uno de los hombres más brillantes y decentes que conozco”, dijo. “Me atengo a la decisión del jurado. Haré eso y no lo indultaré”.
Peor aún, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo tan recientemente como el 8 de noviembre que Biden no indultaría a su hijo.
Ella por cierto arrastrará la complicidad en esta situación.
¿Por qué cambió el presidente? ¿Por qué le mintió a los ciudadanos señalando algo que no estaba dispuesto a hacer?
Una promesa no lo es. Es una mentira dicha con propósitos diferentes.
Y él se excusa diciendo que su hijo había sido “selectiva e injustamente procesado”.
Biden viene de ocupar todos los cargos de relevancia en la política de este país y quiere convencer a los estadounidenses que actúo como padre para proteger a su hijo.
Hay un deber prioritario para todo mandatario, jefe de Estado de esta gran nación y es que su familia es todo el pueblo de Estados Unidos.
Si lo dijo porque en ese momento era candidato, es irrelevante.
Es lógico que los hijos y familiares de un Jefe de Estados permanezcan en el ojo del huracán.
Eso ha sucedido aquí en Estados Unidos y en el mundo entero. Gran Bretaña es un buen ejemplo.
Trump, el presidente electo, indultó a Charles Kushner, el padre de su yerno, Jared Kushner. También a otros condenados por investigación del Fiscal especial Robert Mueller en la denuncia sobre la injerencia rusa e incluso a Kushner lo regresa Trump en su inicio de mandato, a Francia posiblemente como embajador.
La diferencia es que Trump no prometió que no lo iba a hacer y no es un familiar directo.
Clinton indultó a su hermanastro Roger Clinton en 2001, condenado por drogas y también a su ex socia comercial Susan McDougal condenada a dos años de prisión.
Igual, ellos no mintieron e hicieron lo que potestativamente les correspondía.
Al final
El Presidente Biden ya condenado por los resultados de su gobierno y por su situación física siempre negada, se queda sin legado que ofrecer al pueblo de los Estados Unidos.
El daño se extiende al partido demócrata, pues Biden trasladó la condena socialmente hasta él.
El daño moral aún no se puede medir y el costo político dependiendo la coyuntura que le imprima el nuevo presidente pudiera ser irreversible, incluso en las elecciones del 2028.
Si Biden mintió o no, no es el problema en sí, es la repercusión que tiene un Jefe de Estado de la nación más importante del planeta, al ofrecer lo que no estaba cierto de cumplir.
Aunque carece de fundamento jurídico, para muchos en cierta forma es un perjurio de tipo social.
Que eso suceda en una república de las llamadas “bananeras” es usual pero en un país cuyo uno de sus máximos principios es el culto a la verdad y desde luego que se viola pero si se demuestra habrá consecuencias.
Mal precedente y buen punto de reflexión para los políticos que permanecen en el poder desde el lugar que se encuentren.
Esta pelea no ha terminado.
Se me acabó el papel…
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