(13 de diciembre del 2023. El Venezolano).- Llega diciembre y para muchos es el mes mas bonito y mas esperado por ninos y adultos. Los niños esperando el regalo del Niño Jesus y los adultos recordando su época de niñez y reuniendo a su alrededor a la familia para brindar y desear mucho salud y bienestar. Hoy somos pueblos en fuga, cómo lo fueron José y María.
Por Sophia Lacayo
Y, Miami, es al mismo tiempo, Caracas o Maracaibo con sus Hallacas y sus gaitas; Miami, es Managua o Leon, con “La Gritería” y un relleno navideño; Miami es La Habana o Santiago de Cuba con su lechón Asado, el Congri y su Son tradicional,
Miami es Buenos Aires y Córdoba, con sus vinos y un chanchito asado. Por citar algunos destinos que terminan apareciendo en este Miami, cristiano y pluricultural.
La capital del sol de pronto te puede recibir con una pupusa salvadoreña, acompañada de una cerveza Polar y con un pionono de postre y una dulce colada en una comida para celebrar el arribo del Divino Niño. Un emigrado del cualquier parte del
mundo y en especial en esta Miami, de Messi y de unos Dolphins que pintan a Súper Bowl, todas nuestras culturas se vuelcan en la navidad, para agradecer y renacer. Damos gracias por nuestro Belén, sin Herodes, mientras renacemos inventándonos un día a la vez.
Acá renacemos como lo hace la fe cristiana en cada navidad. Con un niño nacido en un humilde establo, acompañado con alegres animales, al que por acá agregamos alguna gallina y un cerdo. Felices por el renacer de la esperanza y la fe. Eso también con nuestros vecinos del norte que llegan a tratar de dejar el frío atrás.
Es el Miami de la Virgen, de San José y de un niño, esta tierra de cientos y meteoros donde desde noviembre a enero se celebra la esperanza, el renacer y la vida, entre el Thanksgiving, el adviento y los reyes, que celebra a un recién nacido, que de pronto recibe la visita inesperada de tres reyes con oro, incienso y mirra, los grandes regalos de la humanidad, prosperidad, espiritualidad y conocimiento con inteligencia. Y usted se dirá ¿Y eso soy yo, un simple inmigrante? Mire bien, usted está vivo y creciendo, usted cree y usted factura, con quejas pero sin lágrimas, “Si me ven, si me ven, voy camino de Belén”. Así, de pronto, usted llegó ¡Feliz Navidad!