(18 de febrero del 2023. El Venezolano).- Breve tiempo pasó Cristo en al tierra. Durante ese cortísimo periodo, como el de Mozart, pero sin música, Él se destacó por su sabia imprudencia que escondía en metáforas, parábolas, pero cuando fue necesario y oportuno recurrió a la palabra directa e, incluso, la acompañó con el fuete, todo tras la verdad, que fue construida, elaborada en magistrales silencios, para en la mediación íntima vivir cuanto tenía que saber, para renunciar a la fama, a la gloria insana, al poder sin gloria, y encontrase consigo como hombre, en su afán de salvar a la humanidad y, en ese empeño, quizá de saber más de sí mismo en cuanto carne, pues, su tarea en relación a sí debió tener una complejidad que pudiera ser grata a los psicólogos, psiquiatras, artistas, y de hecho lo ha sido. Dejemos a Dios, Padre, Hijo, Espíritu Santo su incomprensible decisión de hacerse humano, y no solo ser humano, sino, además parecer humano. Quiero decir, amó, sufrió padeció, sintió miedo, dudó, se cansó, se quejó de su padre, todo eso y mas seguro estoy, y, sufrió hasta los tuétanos por haber sido vendido, traicionado por sus mejores hombres, dos de sus asistentes mas cercanos, probablemente mas sabios, lo cual si hubiese actuado como Dios, lo habrá evitado, porque, por una parte, sabía quien lo vendería y, por la otra, sabía a plenitud quien lo traicionaría al negarlo. La negación a quien ama, nutre, enseña, se da entero, es la más vil de todas las formas de la miseria humana. Negar a quien nos ama, a quien nos da la palabra, alimenta el sueño, nos da la sal, el agua y el vino, y saber desde antes que eso va a ocurrir y tolerarlo, es el mas doloroso y extremo desengaño, sufrimiento, abandono, tanto mas cuanto que, a sabiendas de ello, habría que soportar, tolerar y perdonar, en ello ha de verse una conducta humana superior, pues desde el dolor sentido, vivido, en lugar del odio, la comprensión y el amor. Pero, es aun mayor la visión de estos hechos, a saber, la lección humana de la comprensión, de la valoración para pasar de lo inmediato a lo trascendente. A enseñarnos que de lo peor es posible construir las mejores lecciones y rescatar las más altas virtudes, magisterio humano para todos los tiempos. Si hubiese actuado como Dios, que todo lo sabe desde siempre, esta parte obscura del humano, pudo evitarla, pero, sabía como Maestro, que de allí extraería para todo el tiempo sus lecciones magistrales. Perdón para quien se arrepiente, sanción para quien de su mal actuar no se avergüenza. Pero, por encima de todos estos NECESARIOS padecimientos, se reafirma el Hombre que tenía convicciones, ideales, que en fin, como Hombre su ideario mayor fue proponer y actuar por la libertad de la humanidad. Como Dios, la salvación eterna.
Por Américo Gollo Chávez.
En efecto, como Dios le habría sido fácil perdonar a la especie, mas aun, como Dios pudo haber dispuesto que el hombre per se fuese sano, virtuosos, pío fuera. Pero Dios quería saber mas de sí mismo y por eso creó todas las cosas de este modo, que fueran imperfectas y que se movieran tras su perfección, sin avergonzarse de las caídas, de los tropiezos, y hacer de todo esto el principio para levantarse y de nuevo acercarse a Dios. Salvo por un impredecible error habría, por una pesadilla podido equivocado Dios, pues algo ha pasado inaccesible a la humana comprensión, como si algo malo hubiese sido hecho. Algo, pues, ha pasado. El creó a los ángeles, serafines, querubines…y creó a Luzbel y este se le escapó de sus manos y vio Dios que la tarea de Lucifer es la creación, desarrollo y perfeccionamiento del mal. Y, Dios, Cristo, sabio de todo esto y, a pesar de ello, se hizo humano, Hombre Cristo, para salvar al resto de la humanidad. Y había que salvar al hombre como hombre, porque otra gran lección es esa, el ejemplo le permitió a Cristo demostrar que es posible superar la miseria, las aberraciones, las perversidades… y como Dios no puede participar en este juego. O lo deja pasar o le envía la muerte como castigo, tal hizo con Adán y a Eva, y sus descendientes, también el diluvio está en esa misma línea…Y así, tantas cosas para finalizar en ese magnánimo gesto, hacerse hombre, Jesús el Cristo. Hombre para, debemos ser enfáticos, salvar a la humanidad desde su condición de hombre. Esto, además, como hombre, como especie trajo una mas bella dimensión, ser iguales ante Dios. Dios alienado en Hombre decidió salvar a la humanidad toda, y no ser más ni el Dios de los Judíos exclusivamente, como su Padre, Jehová, sino sin tener problemas étnicos con su papá por tanto sin procurar sustituir a su padre, Dios de los Judíos, el garante de la tierra prometida, Cristo hizo algo mas allá la proeza, de infinita belleza: Lo prometido, hecha justicia, es la salvación de todos. Este hecho tiene que estar presente en cada acto en el cual se le invoque. Y en esa dirección es imprescindible desenmascarar esas prédicas horribles que nos enfrentan a los pobres contra los ricos, lo cual es tan vil como si nos enfrentara a quienes pecamos con quienes son perfectos o asumir que ser pobre es ser sano, justo, bueno y ser rico es ser insano, injusto y malo, por definición, función y posesión. No se que habrá de cierto, pero lo que sí se y he comprobado que muchos de quienes nada tienen suelen hacer de la envidia su propiedad privada, del odio su amor, de la soberbia su humildad y, desde luego si hubiese venido solo a salvar a los buenos, a quienes nunca pecaron, el cielo sería tan pequeño como un dedal, y no habría sido necesario su viaje. Quien esté libre de pecados que arroje la primera piedra. Carecería de sentido y de fines. Claro, dios sabe que en muchas perfecciones se oculta una gran habilidad pública para engañar: no amar, fingiéndolo; no hacer, excusándose; no crear por temor al trabajo, y hasta creen poder engañar a Dios con un estilo beato, bien mintiendo bien haciendo de la caridad su negocio.
En estos tiempos, cada quien debe hacer suyos los mensajes de Cristo. Cristiano o no, hay problemas humanos y entre humanos, que deben y reclaman respuestas comunes. Se me ocurre exigirnos la respuesta al porqué lo crucifican y hacerlo mas allá de las predicas aferradas a rutinario actuar de cada misma fecha, donde como en cliché, se repiten como palabras vacuas, inocuas los textos bíblicos, tal como si de verdad fuera aquello letra de una canción muerta. La prédica cristiana debe volver a los ejemplos del Cristo crítico, sabio, justo, que nada oculta, que todo lo devela. Con sabiduría, prudencia, y dureza cuando fue necesaria. El que hizo de la verdad su diaria lucha y quien por la verdad entrega su vida. La Iglesia de hoy tiene que asumirse en cada parroquia, en cada sitio, en cada iglesia, en cada da casa, tal como un gran director ejecuta una partidura de un gran genio. El texto musical está muerto si no es asumido por todos por los ejecutantes, los maestros, y su director, como su propia obra y en cada situación como su obra maestra. De modo que una sinfonía, sea el cual sea, de Beethoven valga el ejemplo, se muere en el silencio de las bibliotecas y adquiere vida en la perfección de cada orquesta y ésta se hace otra según sea cada vez otro director. Al final se vive una especial dialéctica, la obra que era fría en las partiduras, que da viva a la orquesta y esta a ella, apenas si comienza a vivir, cuando el público genera un dialogo sobre la obra o sencillamente se queda en su alma con ella.
Y entre las tareas sublimes dados sus fines, que la verdad sea y viva entre nosotros, la cristiandad debe hacer, sin concesiones, los desenmascaramientos a quienes desde el poder, hacen a Cristo prisionero y, lo peor, socio de sus crímenes. No olvidemos que el peor crimen contra Dios es la mentira con el propósito de engañarlo, para ocultar nuestros delitos, y severo fue su castigo a quienes así actuaron. La muerte es la pena máxima que Dios dispuso para castigar al embustero, al engañador. Y todo engañador se equivoca, no se pude engañar a Dios y es sencillo engañarse a sí mismo. No me refiero a esas mentirillas piadosas, esas que como ejemplo cita Ratzinger “es comprensible que uno no desee alguna vez ponerse al teléfono. Aunque en ese caso uno debería estar muy vigilante consigo mismo, pues cuando se abre una pequeña puerta sigue deslizándose fácilmente por ella” (Dios y el Mundo 401), valga la palabra del Papa, aquí muy clara, sino, me refiero a esas mentiras que son parte de proyectos que se proponen, incluso, sustituir a Dios. Está cerca el nazismo, pero en esta fecha los regímenes autoritarios, teocráticos, personalistas, no solo mienten, tal como proponía el nazismo, convertir en verdad una mentira de tanto repetirla, sino que además lo hacen en nombre tantas veces de Cristo tantas veces de sus propios profetas. Pero van mas lejos, la mentira la asumen como la verdad y por ello creen que han sustituido a Cristo, a Mahoma, a Bolívar…en fin, hasta el propio Buda, Confucio son mofados en este horrible juego, el de mentir para justificar su macabro poder, y legitimar la muerte en dos sentidos: la de quienes por ellos dan la vida, mueren por ellos y a quien ellos matan, a quienes definen como sus enemigos. De los primeros es de ellos el cielo, de los segundos tienen ya asegurado el infierno. Tal es su visión de si y de la vida.
Tal vez sea buena una nota final. La iglesia tiene que ir a la playa y encontrar en la alegría que apolínea o dionisíaca juega en las aguas, pero donde Cristo sin estar ausente no se ve. Quizá la resurrección en esta nueva era tenga más en la mar abierta y bella los espacios templos para mejor comprender la grandeza de Dios. Quizá bueno sea dialogar con todos y ver que respuestas afincadas en Cristo se convierten en verdad en cada quien y sea verdad en todos. La iglesia tiene que abrir sus puertas como si playa fuera y dejar que Dios en sus gentes libres vaya y venga.