(15 de enero del 2023. El Venezolano).- Este viernes en Washington se celebró un encuentro entre el presidente de EE.UU., Joe Biden, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida. Los dos líderes acordaron mantener su «alianza más fuerte que nunca» en el ámbito de seguridad. En el punto de mira de la relación entre los dos países está China, a la que ven como el mayor desafío en la región. Por ese motivo Pekín reacciona.
El sector de semiconductores
Durante las negociaciones, Biden y Kishida abordaron el mercado de semiconductores y chips. El primer ministro japonés, citado por Bloomberg, señaló este sábado que Tokio considerará «con responsabilidad» su postura en este sector.
«Japón mantendrá una estrecha comunicación con aliados y países afines, incluyendo EE.UU., y pensará en cómo lidiar con los semiconductores», afirmó Kishida. No obstante, se negó a detallar si Japón se unirá a las restricciones comerciales contra China impuestas por Washington en octubre pasado y que están encaminadas a limitar la capacidad de Pekín de obtener chips avanzados, desarrollar y mantener supercomputadoras y fabricar semiconductores.
Cuestiones de seguridad regional
EE.UU. y Japón también abordaron la cuestión de Taiwán. En un comunicado conjunto, Biden y Kishida señalaron que «nuestros enfoques básicos hacia Taiwán permanecen sin cambios». «Abogamos por la solución pacífica de las cuestiones relativas al estrecho [de Taiwán]», añadieron.
Además, en un discurso pronunciado el viernes, Kishida afirmó que China es «el desafío más primordial, tanto para Japón como para EE.UU.» También expresó el deseo de «lograr un entendimiento mutuo con China respecto al estado del orden internacional» y la alentó a seguir manteniendo el diálogo y la cooperación «en cuestiones de interés común», reportó RT.
Militarización de Japón
Asimismo, los dos líderes discutieron el fortalecimiento de los sistemas de defensa y contraataque, estipulado en su nueva estrategia de seguridad nacional adoptada en diciembre. En este contexto, Kishida transmitió a Biden la intención de Tokio de adquirir misiles de crucero Tomahawk como parte de un paquete de medidas para fortalecer las capacidades de contraataque desde el territorio nipón.
No obstante, Kishida minimizó las preocupaciones acerca de este mayor aumento del poderío militar de Japón desde la II Guerra Mundial e indicó que es un punto importante «para fortalecer la alianza» con EE.UU. y otros países afines.
Pekín acusa a EE.UU. y Japón de «crear división y confrontación»
Un experto en relaciones internacionales de la Universidad de Temple de Japón, Benoit Hardy-Chartrand, constató que «el plan de Tokio de reforzar su Ejército no necesariamente contradice su deseo declarado de estabilizar relaciones con China, pero no cabe duda de que alimenta sospechas en Pekín y complica los esfuerzos encaminados a un acercamiento«, recoge South China Morning Post.
Mientras tanto, el codirector del Instituto de Análisis de Seguridad Global, con sede en Washington, Gal Luft, opinó que el plan japonés para incrementar su poderío militar durará varios años y puede conllevar problemas económicos y políticos. «Es decir, mientras a largo plazo Japón puede cambiar su posición en el terreno militar, en un futuro previsiblemente el equilibrio militar no cambiará mucho«, explicó.
Sin embargo, el fortalecimiento de la alianza entre Washington y Tokio «alimentará la sensación de cerco en China, impulsando a Pekín a intensificar su modernización militar y profundizar sus relaciones con Rusia«, lo que «alimentará una carrera de armas regional».
También este miércoles se celebró la reunión de los ministros de Exteriores y Defensa de EE.UU. y Japón. El ministro de Defensa japonés, Yasukazu Hamada, destacó que China es el «desafío estratégico más grande», hasta tal punto que no hay «precedentes». En ese sentido, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, señaló que ambos países perciben a Pekín como el «mayor desafío estratégico compartido».
El portavoz de la Cancillería china, Wang Wenbin, comentó este viernes la reunión. Wang constató que el comunicado conjunto «contiene difamaciones infundadas y ataques contra China».
«Estados Unidos y Japón afirman promover la paz y la seguridad regionales, pero lo que hacen es encontrar pretextos para la acumulación militar y el uso deliberado de la fuerza. Dicen abanderar una región del Indo-Pacífico libre y abierta, pero lo que hacen es crear varios bloques de exclusión para crear división y confrontación. Afirman defender el orden internacional basado en reglas, pero lo que hacen es pisotear el derecho internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales e interferir gravemente en los asuntos internos de otros países. Lo que han hecho plantea un verdadero desafío a la paz, la seguridad y la estabilidad regionales«, señaló el vocero.
De acuerdo con Wang Wenbin, «Asia-Pacífico es un ancla para la paz y el desarrollo, no un campo de batalla para la competencia geopolítica». «Los países de la región están por la justicia y contra el hegemonismo. Esperan participar en la cooperación, no en la confrontación. Aspiran a un verdadero multilateralismo y rechazan los pequeños círculos que incitan al enfrentamiento de bloques», explicó.
«Instamos a EE.UU. y Japón a que abandonen la mentalidad y el sesgo ideológico de la Guerra Fría, dejen de crear enemigos imaginarios y dejen de intentar sembrar las semillas de una nueva Guerra Fría en Asia-Pacífico, y no se conviertan en disruptivos de una Asia-Pacífico estable», concluyó.