(28 de agosto del 2024. El Venezolano).- La crisis electoral en Venezuela, marcada por los cuestionados resultados de las presidenciales del 28 de julio y la posterior validación por el Tribunal Supremo de Justicia, que responde a los intereses de Nicolás Maduro, intensifica la preocupación sobre el futuro del país. La comunidad internacional enfrenta un desafío: ejercer una presión efectiva para restaurar la democracia sin desencadenar más persecución.
La influencia de naciones gobernadas por la izquierda, como Brasil y Colombia, es fundamental. México, que había dicho que esperaría la decisión del alto tribunal venezolano, el viernes expresó que esperará que el Consejo Nacional Electoral publique las actas, mientras que Chile ya calificó de dictadura el sistema político en el país.
La proximidad ideológica de los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) y Andrés Manuel López Obrador (México) con el régimen de Maduro, sin embargo, les otorga un rol clave en la mediación, pero también plantea preguntas sobre su capacidad y disposición para confrontar a un líder que no muestra ningún interés en abandonar el poder, reseñó El Nacional
En este contexto, la comunidad internacional en general debe encontrar formas realistas de garantizar la transparencia y el respeto por la voluntad popular en Venezuela.
¿Qué más puede hacer la comunidad internacional por Venezuela?
La internacionalista venezolana Nastassja Rojas Silva, establecida en Colombia, reconoce que no hay más mecanismos que las acciones que ya se han tomado, como los pronunciamientos de los Estados y los llamados de organizaciones como la OEA, que, afirmó, sí considera importantes.
Mencionó, además, el llamado a la Corte Penal Internacional para que tome acciones ante los crímenes de lesa humanidad que se siguen cometiendo en el país, o las medidas cautelares que se han pedido para casos de personas detenidas en Venezuela.
«No hay más mecanismos que estos. Se habla de algunos Estados negociadores, pero yo pongo muy en duda que esto realmente esté sucediendo. Pero no hay un mecanismo específico coercitivo para temas de transparencia electoral, a pesar de que la transparencia electoral y los derechos electorales son un tema de derechos humanos y que, por eso, también le compete y se ha pronunciado la CIDH», manifestó.
«Sin actas, no hay reconocimiento para Maduro»
Para Walter Molina, politólogo venezolano radicado en Argentina, la comunidad internacional debe seguir con la postura clara de que sin actas no habrá reconocimiento para Nicolás Maduro.
«Al final, seguir pidiendo las actas a un mes del proceso electoral, es la demostración más contundente de que el mundo entero sabe lo que ocurrió el 28 de julio, que fue la victoria aplastante de Edmundo González Urrutia», afirmó.
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Los datos obtenidos de las actas publicadas por la oposición democrática señalan que Edmundo González Urrutia obtuvo la victoria con 7.303.480 votos (67%), mientras que Nicolás Maduro apenas alcanzó 3.316.142 (30,46%). Esta información se obtuvo por el análisis de 25.073 actas (83,50%).
Por otro lado, expresó Molina: «Entender (fundamentalmente los Estados Unidos y la Unión Europea) que si la zanahoria es importante, el garrote también».
«Ya a Nicolás Maduro se le han ofrecido villas y castillas para que acepte avanzar en una transición negociada, pero hasta ahora ha sido infructuoso. Por ello hay que comenzar a hacer amenazas reales, tanto con sanciones personales como con aislamiento a la nomenklatura chavista. Aumentar los costos de permanencia es tan importante como aliviar los costos de salida», agregó.
La comunidad internacional «solo puede emitir sanciones financieras»
Un internacionalista, que prefiere mantenerse en el anonimato debido a la creciente persecución por parte del régimen de Nicolás Maduro, expresa a El Nacional que las sanciones financieras son la única herramienta viable en la estrategia para debilitar al gobierno venezolano.
«No hay ningún incentivo ni, honestamente, voluntades dentro de los actores involucrados para ejercer acciones de otro tipo, y mucho menos incursiones de tipo bélico», dice.
Aunque la comunidad internacional ha emitido declaraciones de rechazo contundentes, el experto subraya que estas solo han servido para confirmar que «sí hubo un fraude» en las elecciones y, en algunos casos, han señalado que Maduro se «autoproclamó» en el cargo.
Afirma que lo más relevante es que el mensaje consistente entre todos los actores democráticos, incluyendo organizaciones como las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea. «No hubo transparencia en los resultados y deben demostrar cómo sostener lo que dicen para reconocerlos», expresa.
Repetir las elecciones en Venezuela, ¿una posibilidad?
En medio de este proceso de denuncias de fraude electoral, Brasil y Colombia han coqueteado con la propuesta de que en Venezuela se repitan las presidenciales, una posibilidad ya rechazada por María Corina Machado y la Plataforma Unitaria Democrática, que postuló a Edmundo González como candidato.
El politólogo expresó que una repetición de elecciones solo tiene sentido si se realizan sin la participación de Nicolás Maduro.
«Sería una forma ‘elegante’ para su salida, permitiéndole que él pueda decir que ‘nunca perdió’ (cosa que sabemos no es real). De otro modo, tal y como dice María Corina Machado, es una propuesta sin lógica alguna. Igualmente, creo que, tanto Gustavo Petro como Lula da Silva hacen este tipo de planteamientos tan abiertos (porque nunca profundizaron en ellos) simplemente para darle muchas opciones Nicolás Maduro. Opciones para su salida del poder», expresó Molina.
Cree que Gustavo Petro y Lula da Silva, aunque no lo dicen, hacen gestiones para una transición.
En cambio, en opinión de Rojas Silva, ve ese escenario muy improbable porque lo que se debate en Venezuela no es el proceso en sí mismo, sino los resultados de los cuales, afirma, ya hay una evidencia.
«No están siendo realmente escuchados»
«Esta idea (de que se repitan las presidenciales) empieza un poco de algunos negociadores que no están siendo realmente escuchados por el régimen de Nicolás Maduro y no veo esta opción realmente como una opción posible, probable; y creo que la ciudadanía tampoco está de acuerdo», afirma.
La internacionalista indica que los reclamos y la movilización en este momento se centran en tres temas principales. Señala el reconocimiento de los resultados, el aumento brutal de la represión y la violación de derechos humanos y el cierre del espacio cívico.
Y, en ese sentido, la fuente anónima reafirma que Maduro no se arriesgaría a «perder de nuevo» y sostiene que tampoco resultaría beneficioso para María Corina Machado ni la oposición democrática. ¿Por qué? Explica que ya quedó demostrado «su triunfo de manera aplastante» y participar en un nuevo proceso electoral presidencial sería contrariar su propia posición.
«Parece ser solo una alternativa propuesta por los aliados de Maduro en la región para darle una escapatoria y evitar la profundización del conflicto y, por ende, las consecuencias, entre las que resalta la posibilidad de un aumento migratorio hacia países que ya han saturado su capacidad de recepción», agrega.
¿Por qué Brasil y Colombia países son clave?
Nastassja Rojas Silva expresa dudas sobre el rol de Brasil y Colombia como mediadores o negociadores en la crisis electoral en Venezuela.
«Entre ellos no veo mayor coordinación. Vemos algunas comunicaciones conjuntas, pero después vemos comunicaciones unilaterales que incluso se llegan a contradecir. Vemos que hay países que han optado por posiciones mucho más democráticas y fuertes como el caso de Chile que, por supuesto, las alejan de la posibilidad de que el mismo régimen las pueda escuchar. Pero es lógico que quieran asumir posiciones más democráticas a tiempo y que, también, no le pase factura en su política doméstica», explica.
Indica que, en el caso de Colombia, sus propuestas nada tienen que ver con la realidad venezolana y critica que el gobierno de Gustavo Petro hace una propuesta de crear un frente nacional cuando esto fue incluso «uno de los detonadores de la violencia» en el caso colombiano. «Es una realidad completamente alejada», afirma.
Asimismo, la internacionalista destaca que Brasil juega más el rol que ha querido ocupar el mandatario Luiz Inácio Lula da Silva de líder regional, pero no ha podido avanzar.
«Realmente no puedo identificar avances claros dentro de este proceso, y que sean claves en un avance más que en una validación del discurso del régimen. Eso es lo que puede ocurrir y por eso es que creo que la gente duda de la legitimidad de ese proceso», analiza.
Brasil y Colombia «saben lo que se les viene» en términos humanitarios
Por su parte, Walter Molina subraya que tanto el presidente de Brasil como el de Colombia están conscientes de las graves consecuencias humanitarias que enfrentarán si Nicolás Maduro permanece en el poder en Venezuela. Puntualiza que Colombia ya alberga a alrededor de 3 millones de venezolanos, y este número podría aumentar 50% «tranquilamente» si no sucede un cambio político en el país.
Subraya que la permanencia de Maduro, basada en el uso de la fuerza y el terror, no solo agravaría la crisis migratoria, sino que también afectaría la imagen de Lula como líder regional.
«A ninguno de los dos le conviene que el chavismo se atrinchere y se quede en el poder usando las armas y el terror (lo único que les queda). En el caso concreto de Lula, además de lo ya planteado sobre la migración, lo dejaría mal parado como líder regional. Hoy no hay una izquierda democrática que quiera sacarse la foto con Nicolás Maduro, que es la cara de la barbarie», comenta.
El experto dice además que a quienes más les conviene la recuperación de la democracia en Venezuela es precisamente a la izquierda latinoamericana.
En el caso del presidente de Chile, Gabriel Boric, afirma que se ha destacado por ser el más crítico entre los líderes de la región hacia el régimen de Maduro. A diferencia de otros mandatarios, resalta, no tiene vínculos ni compromisos con el chavismo, lo que le ha permitido adoptar una postura directa contra el gobierno socialista.
En contraste, señala que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, mantiene una visión política influenciada por la Guerra Fría de los años 70. Según opina Molina, el mandatario no ve la migración venezolana como un problema, sino como una herramienta para negociar con Estados Unidos.
México, el único que «le da cabida» a la estrategia del régimen
La fuente anónima explica que, a pesar de los llamados de transparencia por parte de líderes como Gustavo Petro y Lula da Silva, Maduro se ha aferrado a una «institucionalidad» que, según, es reconocida por los actores internacionales «como leal al régimen».
Esto, afirma, ha resultado en una creciente desconfianza en los resultados electorales, ya que «se utilizan como excusa para no mostrar los medios de verificación» de la supuesta victoria del madurismo.
También destaca que mientras Brasil y Colombia han optado por estrategias diferentes debido a su conocimiento de la debilidad del argumento judicial en Venezuela, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado cierta alineación con la estrategia del régimen.
«Es interesante que el único actor de la región que parece darle cabida a la estrategia del régimen es AMLO en México», plantea el internacionalista.
Sin embargo, la posibilidad de que estos países presenten una estrategia viable para resolver el conflicto parece remota.
Según el analista, el régimen no ha demostrado ninguna actitud de concesión y la oposición no tiene incentivos para aceptar acuerdos con Maduro, debido a los repetidos incumplimientos de compromisos anteriores.
Además, añade, la población venezolana, a pesar del descontento por los resultados electorales, se encuentra en una «tensa calma» que no representa un riesgo mediático o reputacional para el gobierno, en parte por la intensa represión que ha ejecutado Maduro desde el 29 de julio.