(02 de junio del 2019. El Venezolano).- La silenciosa tenacidad de Diana López es una característica que ha resaltado en sus obras como artista y también en su trabajo como promotora cultural. Es un modo de ser que se ha trasladado desde su personalidad a sus obras de arte y a sus acciones. Diana habla poco y hace mucho. Presta atención, escucha a los demás, trata de comprenderlo todo. Es una persona reflexiva. Es puntual. Definitivamente, se siente atraída por lo esencial y por la sencillez. Es coherente, Jamás se burla y no hace alardes. Significa que es una persona auténtica: nunca vive de manera distinta a como se expresa.
¿A qué viene todo eso? A explicar por qué, siendo una mujer delicada y acostumbrada a moverse en ambientes de cómodos acuerdos, de caminos conocidos, de atmósferas cordiales, pudo atravesar las penurias de la cárcel sin dejarse amilanar. Y logró transitar a través del horror sin acobardarse y sin permitir el más leve raspón a su dignidad. Gracias a esa integridad y seriedad, Diana López ha podido realizar una labor que ha servido de mucho a los presos políticos de Venezuela.
Diana en movimiento
La noche del 19 de febrero de 2014 fue la primera vez que Diana López entró a una cárcel. Era, también, la primera visita que les permitían a los familiares de Leopoldo López. Así comenzó el drama particular que muy pronto se volvió un recorrido por el infierno colectivo. La aparentemente frágil artista comenzó a revelar a los presos la importancia del arte como puente espiritual, como refugio, como medio de expresión, como manera de tener el exterior y la libertad dentro de las celdas. Es como si ella hubiese estado preparándose toda la vida para realizar sacrificios, silenciosas esperas, para atravesar túneles de humillaciones, pero llevando entre sus manos y en su mente las herramientas para fortalecer la dignidad y la autoestima.
El tesón y la sensibilidad de Diana ayudaron a descubrir lo que esos presos políticos ya poseían en su interioridad: la capacidad de reaccionar positivamente ante el horror, porque en lo cotidiano son defensores de la libertad de expresión y de los derechos humanos. Percibieron una verdad insoslayable: todo lo que conforma al ser humano sirve para hacer el bien o para hacer el mal, para lo prosaico y lo sublime. Paul Valéry lo escribió en pocas palabras:
“El hombre no tiene dos instrumentos; solo tiene uno, y ese instrumento le sirve tanto para la conservación de la existencia, del ritmo fisiológico, como para emplearlo en las ilusiones y en los trabajos de nuestra gran aventura. Al comparar nuestras acciones, con frecuencia me ha sucedido, acerca de una cuestión específica, decir que los mismos órganos, los mismos músculos, los mismos nervios producen la marcha tanto como la danza, exactamente como nuestra facultad de lenguaje nos sirve para expresar nuestras necesidades y nuestras ideas, mientras las mismas palabras y las mismas formas pueden combinarse y producir obras de poesía”.
Ojo: aviso y entrevista
(Un joven que había estado en prisión varios meses, después de haber sido detenido en una manifestación de protesta, me mostró un cuaderno donde escribía y dibujaba, motivado por Diana y otros activistas. Le pedí autorización para incluir en la entrevista algunos fragmentos. Me pareció pertinente por ser la voz de alguien que padeció el martirio carcelario un breve tiempo. A Diana no le comenté nada. Pero ella conoce las injusticias que se han cometido en esas celdas).
La entrevista con Diana López fue una conversación entre actividades. Siempre nos vemos en actos de la amistad, la cultura y la protesta por la liberación de los presos políticos. Ha trabajado intensamente al mismo tiempo que ha sufrido por su hermano y sus amigos. Pero no se ha marchitado. Sin embargo, su presencia refleja una dolorosa serenidad.
—¿Has cambiado mucho en estos años?
—He cambiado lo que te cambia tener a mi hermano preso tres años y medio en la cárcel militar de Ramo Verde y ahora en arresto domiciliario. He cambiado lo que te cambia haber visto cómo se llevaban detenidos a tantos amigos y a tantos conocidos sin haber cometido ningún delito.
—¿Tienes nombres?
—He visto cómo se llevaban a Daniel Ceballos, Rosmit Mantilla, Lisbeth Añez y a muchos otros. A Lisbeth Añez, por ejemplo, se la llevaron un día sin ninguna razón, ni siquiera estaba presente en una protesta en ese momento. Lisbeth Añez es una compañera activista de derechos humanos, muy dedicada a los estudiantes y por ayudar a esos estudiantes, quienes eran presos políticos, la encerraron también a ella por muchos meses.
A Gilberto Sojo, promotor cultural y social de San Agustín del Sur, lo fueron a buscar a su casa y así fui viendo cómo se iban llevando a las personas unas tras otras. A Rosmit Mantilla lo sacaron de la casa donde él vivía con sus abuelos, en Caricuao. Daniel Ceballos era alcalde de San Cristóbal y en un viaje que hizo a Caracas lo sacaron del hotel donde se alojaba y lo encerraron en la cárcel.
Fragmento uno
(La cavidad que funciona como letrina está desbordada y todo es muy hediondo, peor que un baño de carretera. Las paredes se han vuelto verdes de puro moho. La gente cree que ese moho también es dañino. Ojalá que venga la señora Diana y le lleve una carta y unos dibujos a mi mamá. Dibujé un jardín. No quiero que mi mamá se angustie tanto).
—Se intensificó la represión y aumentaron los detenidos, según los informes especializados… ¿es así?
—Primero nos preocupábamos porque había cincuenta presos políticos, después cien, en el 2017 trescientos, y ahora en el 2019 el Foro Penal da una cifra aterrorizante, de novecientos cincuenta presos políticos en Venezuela, alarmante.
Gilbert Caro, diputado; Roberto Picón, ingeniero; Delson Guarate, alcalde; Enrique Sierra, activista; Betty Grossi, maestra; Jorge Machado, profesor universitario; Stecy Escalona, activista; y así la lista es larga y, como dije antes, ya son novecientos cincuenta presos políticos. Este régimen es criminal, este régimen tortura y viola los derechos de todos aquellos que disienten, nunca sabemos quién puede ser el próximo.
Mi hermano no solo ha estado en prisión. Ha sido una prisión terrible, llena de torturas sicológicas. Lo tuvieron en aislamiento en solitario durante un año. Tuvo que hacer huelga de hambre (esta huelga de hambre me generó una angustia muy profunda: duró 25 días). Hubo muchas violaciones de sus derechos humanos desde el debido proceso, un juicio que fue una farsa, donde además acusaron a cuatro estudiantes. Uno de ellos era Marcos Coello, quien había salido por primera vez a una protesta y tenía 17 años. También encarcelaron sin pruebas ni testigos a Christian Holdack, Demián Martín y Ángel González.
Fuimos viendo de cerca, de primera mano, cómo este régimen criminal secuestra a la gente, la coloca en las peores circunstancias y la tortura. Ellos siguen torturando, siguen haciéndolo.
Fragmento dos
(No le voy a decir que me ponen comida caliente en las manos para que se me caiga. Y menos le puedo contar que me obligan a comerme lo que se ha caído. A comer en el piso. A veces pienso que las personas que comen de la basura han perdido la vergüenza y la dignidad porque los han maltratado así, de ese modo. Si le cuento eso a mi mamá se pasaría un mes llorando. Bueno: ya llora bastante. Dibujé un cielo con pericos y guacamayas. No le puse colores).
—Ha habido un nuevo aprendizaje para ti en este drama…
—Todo esto me ha transformado. Soy una artista y gestora cultural, que desde el 2014 para acá se ha convertido en una activista. De llevar el hecho cultural y el arte a los espacios públicos –plazas, bibliotecas, teatros y galerías–, pasé a promover el hecho creativo en las cárceles, como una forma de resistencia y de liberación.
Durante estos años, junto con Acción por la Libertad, hemos llevado el quehacer artístico, el quehacer creativo, la lectura, el arte y la pintura a las cárceles donde están los presos políticos y a su vez hemos logrado traspasar los barrotes de la dictadura y sacar y liberar los resultados de ese arte, para que quienes están afuera puedan conocer cómo viven y cómo sienten esos presos políticos.
(A la señora Diana le dije que de madrugada nos lanzan bombas lacrimógenas a la celda para que nos despertemos. Tenemos que tirarnos al piso para no ahogarnos. Le dije que llevara los dibujos y la carta a mamá pero que no le dijera lo de las bombas).
Como tú sabes, José, porque has participado, también hemos organizado muchas lecturas de poesía, “Micrófonos por la libertad” es el nombre que le hemos dado y hemos llevado la poesía que escriben los presos políticos y ha sido acompañada por las voces más potentes del país, como Rafael Cadenas, Igor Barreto y también voces jóvenes como Isabella Saturno, quienes han leído su poesía en las plazas públicas.
Este también será un cuaderno urgente, la poesía escrita en tiempos de dictadura.
—¿Y tu actividad artística?, ¿no se ha visto relegada?
—Mi propia práctica artística también se transformó. Generalmente cuando realizo obras las realizo en colaboración. He colaborado con niños, con artesanos y esta situación me llevó a colaborar con presos políticos. Hice una obra en colaboración con Daniel Ceballos, esta obra se llama Lubianka, dibujando con el lado derecho del cerebro, y la hemos presentado ya en dos oportunidades en Nueva York, en Caracas y ahora va a ir a San Cristóbal. Es lo que Daniel Ceballos hacía dentro del Helicoide. Son retratos que Daniel realizó de sus compañeros en prisión y cómo él vivió esa cárcel.
Yo fui documentando otros hechos, a través de comunicaciones que tenía con él. Esta instalación muestra el Helicoide como una Lubianka.
(En Moscú, el año 1898, terminaron de construir aquel enorme y pesado edificio que llamaron Lubianka y que durante diecinueve años sirvió como sede de una compañía de seguros. El gobierno bolchevique convirtió el edificio en cárcel y alojamiento de la policía secreta que luego sirvió como brazo ejecutor de Stalin.
En el año 1937 comenzaron los agentes de la Cheka a perseguir escritores, poetas, artistas y cineastas. Por ejemplo, algo que hizo renombrar mucho más a Lubianka, fue aquel suceso de las siete de la mañana cuando los esbirros entraron a la casa de Osip Mandelstam y se lo llevaron con un montón de papeles a la sede policial.
Condenaron a Mandelstam por un poema que no encontraron porque no estaba escrito. Él lo decía de memoria, aludiendo a Stalin como “descuartizador de campesinos, mentira de seis dedos”. Lo declamaba entre amigos y conocidos, hasta que uno de ellos lo denunció).
Fragmento tres
(Los golpes que nos propinan a veces nos hacen botar sangre por la boca y la nariz durante varias horas. Algunos presos golpeados no aguantan y se mueren. Yo me aguanto. Hago ejercicios de respiración. Mi mamá estuvo un tiempo en eso del yoga y nos enseñó. “Hay gente que no tiene resistencia para esas cosas. No deberían protestar si no van a resistir los castigos que les aplicamos”, dicen los torturadores. No he podido dibujar eso. Cuando salga libre se lo comentaré a mi mamá. Ahorita no puedo).
“Sí: Lubianka fue la cárcel más temible de la Rusia bolchevique, donde estuvieron encarcelados muchos artistas y poetas. Así que estamos haciendo un paralelismo lo que fue esa época y lo que estamos viviendo actualmente en Venezuela, en esta Venezuela totalitaria”.
“Quisiera cerrar con un mensaje optimista: el 2019 en especial el 23 de enero con la juramentación del presidente encargado de la Asamblea Nacional Juan Guaidó, nos llena de una esperanza renovada: él ha sido testigo de lo que yo he estado narrando. Muchos de sus amigos, de sus compañeros han estado encarcelados, otros han sido asesinados, durante las protestas del 2014 y del 2017. Juan Guaidó conoce el dolor que ha vivido el pueblo venezolano y es por eso, por su preparación y su sensibilidad y por ser un proyecto colectivo, que sabemos que vamos finalmente a conquistar la anhelada libertad y la democracia para Venezuela”.
Fragmento cuatro
(Vi cuando llevaban a empujones por un pasillo a una muchacha que conocí el día que me encerraron en este sitio acusado de conspiración. Era la misma, pero había rebajado como veinte kilos. Después me dijeron que la habían violado entre varios guardias para que confesara cualquier cosa. Les gusta usar la violación como tortura. Es una especie de segundo sueldo para ellos. Se debe confesar lo que ellos quieran. Un detenido de los más viejos, me comentó que la muchacha salió en libertad porque tiene un hermano comerciante que pagó mucho dinero para eso. Como en un rescate. Como en un secuestro. Si viene la señora Diana, le mostraré el dibujo que le hice a la muchacha).
Mi hermano Leopoldo
“Soy la hermana mayor de Leopoldo y muy cercana, le llevo dos años, así que crecimos juntos, somos tres hermanos: tenemos una hermana menor que se llama Adriana. Hay muchas preguntas que me hacen sobre mi relación con él durante el tiempo de prisión. Como ustedes saben, porque estuvieron cerca de mí en esos años, lo visitaba constantemente, siempre que podía y en ese tiempo lo acompañé de diversas maneras. Una de esas maneras fue enseñándole a dibujar y a refugiarse en el arte. Él siempre ha sido un gran lector, así que durante ese tiempo me dediqué a llevarle libros que él quería leer o que yo sabía que le podían interesar”.
—¿Era difícil llevarle lo que necesitaba?
—Muchas veces en las requisas no me permitían pasarle los libros y esa era una de mis grandes peleas cuando iba a Ramo Verde: lograr, bajo cualquier circunstancia, pasarle los libros para que él pudiera desarrollar sus ideas. Durante ese tiempo fue que recopilé todas las notas que él escribía; las notas que sirvieron para hacer su libro Preso pero libre. Las que escribía en Ramo Verde. En un primer momento, Francisco Suniaga, amigo nuestro, pudo entrar como abogado y le dio unas recomendaciones de cómo debía escribir esas notas y posteriormente Leopoldo empezó a escribir, en julio del 2014, o un poquito antes. Pero en una requisa los guardias le robaron y le rompieron todas sus notas. Eso lo frustró mucho y sin embargo en septiembre de ese mismo año comenzó a escribir de nuevo y cuando se inició el juicio pudimos ir sacando todos esos cuadernos. Los guardé, los organizamos y pudimos publicar este libro, Preso pero libre. Yo fungí como su editora durante ese tiempo.
Otra de las actividades que realizamos con Leopoldo fue la de respaldar su pasión por los estudios: hablé con el rector José Virtuoso de la UCAB y la Fundación Rómulo Betancourt, encabezada por Virginia Betancourt, para que Leopoldo pudiera hacer el diplomado de Historia de Venezuela a distancia, y aceptaron a pesar de que este diplomado es presencial.
Tuve que hablar con el director de la cárcel en ese momento, coronel Viloria, para que aceptara que Leopoldo hiciera un diplomado. Hay que recordar que los presos tienen derechos y uno de esos derechos es el de realizar estudios formales.
Yo pude llevarle todas las notas. Él escribía todos sus trabajos a mano y logramos que recibiera su diploma. He compartido muchas horas con él en su celda; Leopoldo tiene un buen sentido del humor.
He admirado su visión, su tenacidad, su compromiso. Su entrega, más allá del compromiso, es una entrega total a la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela.
También puedo recordar que lo acompañé en su gestión en la Alcaldía de Chacao, formando parte de un equipo que innovó en materia de políticas públicas; una gestión que es recordada por la comunidad como una de las mejores que ha tenido el municipio, y también la han mencionado como una de las mejores gestiones municipales desarrolladas en el país.
—Ha sido una experiencia muy dura para ustedes, para la familia…
—Mi hermano está cumpliendo cinco años de prisión injusta… cinco años injustamente preso.
Fragmento cinco
(La señora Diana me regaló un libro que escribió Leopoldo. Ella visitaba mucho a su hermano cuando estaba en la cárcel y aprovechaba para llevarle libros, pinturas y lápices a los otros presos. Leopoldo me puso una nota en el libro y me lo dedicó. Se lo mostré a mi mamá. Ella me dijo que estaba muy contenta de que hubiera regresado a la casa. Mi mamá ojeó el libro y me prometió que lo íbamos a leer juntos. Y después me dijo “venga a comer que le hice una sopa muy buena” porque como perdí casi todos los dientes, ella me hace sopas y puré de papas. Cosas así).