(15 de mayo del 2020. El Venezolano).- Trátase de una tarea chica que la ONU, en función de la crisis venezolana, resonante dondequiera, a causa de su excepcionalidad, ya que resulta algo tan atípico e insólito en la dinámica económica de un país que llegó a ocupar el primer lugar como productor mundial de petróleo, con las mayores reservas probadas y hasta miembro fundador OPEP, en 1960, se encuentre, actualmente, en condiciones de crisis humanitaria por improvisación de sus autoridades –desastre macroeconómico, según FMI- y mal manejo de su otrora renta petrolera exuberante, desviada hacia objetivos unconfesables como los de “exportación de la revolución” y financiación de seudoinstituciones sin objetivos específicos para el progreso y bienestar humano en su área de influencia, de entre las que podríamos mencionar: PETROCARIBE, Foro de Sao Paulo y UNASUR, entre otras, objetivos que solo se limitaron a la difusión doctrinaria del comunismo y socialismo, sistema arcaico proclive a la desestabilizción donde se lleve a cabo su implantación porque no respeta los DDHH, coarta las libertades y anula toda iniciativa.
Para la estructuración de un plan de esa talla, tal y como el que exige la ONU, sería fundamental disponer de información estadísticofinanciera, sin sobredimensionar las realidades, como por ejemplo, las del crudo, ahora bajo otra dinámica con tendencia a un precio proclive a la anulación, en virtud de diversos factores, tales y como las restricciones que impone la OPEP, que el régimen tiende a desestimar, por tosudez y divagaciones sobre un tema tan delicado y sensible.
En vista de su actuación compulsiva ante toda decisión es muy poco posible prever el éxito y oportunidad de presentación de esa herramienta cardinal a fin de que nuestras necesidades de financiamiento oportuno sean atendidas con la prioridad que el caso amerita a objeto de relanzarnos en toas las áreas, tanto internas como externas ante un mundo transformado, abruptamente, por las nuevas dimensiones que han impuesto el mercado petrolero y la pandemia del coronavirus COVID-19 o vegetaremos como expaís en tierra de nadie a merced de las eventualidades y circunstancias mundiales y sin derecho a “apelación” por nuestra desidia.
Quizá NM haya extendido el Estado de Excepción y Emergencia Económica a instancias, entre otras, de la ONU. Pues podría tratarse de un ultimátum muy diplomático a fin de presionarle ante la rehabilitación de la región, desestabilizada, además, por sus desatinos.