Durante años, los enchufados del chavismo han saqueado a Venezuela, robándole al pueblo los recursos que debieron servir para hospitales, escuelas, seguridad y desarrollo. No satisfechos con destruir la economía nacional, muchos de estos corruptos han buscado refugio en Estados Unidos, España y otros países de Europa, amparados bajo visas fraudulentas y negocios diseñados para lavar dinero.
Hoy, esa realidad tiene una respuesta organizada: los Comandos Antichavistas, una iniciativa que he impulsado personalmente desde la ONG Resistencia Venezolana, para llevar la lucha contra la corrupción del régimen más allá de nuestras fronteras.
Una red de lucha en defensa de la diáspora
Como fundador de esta organización, he puesto en marcha un frente de acción en los Estados Unidos que trabaja directamente con agencias federales, congresistas y comunidades organizadas para revocar visas, investigar testaferros y repatriar bienes saqueados del Estado venezolano.
Nuestra misión es clara: desarticular la red de corrupción que se esconde detrás de empresas de eventos, productoras de espectáculos y supuestas fundaciones que, en realidad, son instrumentos para abrir puertas migratorias a artistas del chavismo y operadores financieros del régimen. Estas plataformas culturales, disfrazadas de entretenimiento, se han convertido en caballos de Troya para infiltrar a los enchufados en el corazón de nuestra diáspora.
Acción política y legislativa
Este esfuerzo que lidero no ocurre en el vacío. Congresistas como María Elvira Salazar y Carlos Giménez han alzado su voz para enfrentar la corrupción chavista en suelo estadounidense. La propuesta de Salazar, que busca destinar los bienes confiscados a la reconstrucción de Venezuela, representa un camino concreto para que el dinero robado regrese, de una forma u otra, al pueblo que fue despojado.
Desde los Comandos Antichavistas trabajamos alineados con estas iniciativas, aportando denuncias verificables, construyendo expedientes y exigiendo que la justicia estadounidense cumpla su deber. Nuestro objetivo no es solo denunciar: es actuar, documentar y garantizar que cada corrupto pague las consecuencias.
La tarea que nos toca como venezolanos
Denunciar no es un acto menor, es un deber moral. Cada testimonio, cada documento, cada evidencia que llega a nuestras manos es un paso más para desenmascarar a quienes han creído que pueden disfrutar impunemente en el exterior de lo que le robaron a los venezolanos.
Nuestra lucha no termina en señalar a los corruptos: termina cuando se les quiten las visas, se congelen sus bienes y esos recursos se destinen a la libertad y reconstrucción de Venezuela.
Hoy más que nunca, nuestra diáspora debe comprender que la batalla no es solo en Caracas o en Miraflores: también se libra en Miami, en Madrid, en Orlando, en cada ciudad donde un enchufado pretenda disfrazarse de empresario, productor o benefactor.
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Reafirmamos nuestro compromiso con la libertad de Venezuela, cueste lo que nos cueste.