(16 de agosto del 2024. El Venezolano).- El pasado 28 de julio inició otro capítulo de lucha política en Venezuela tras lo que el mundo califica como fraude electoral cuando el Consejo Nacional Electoral dio como ganador a Nicolás Maduro.
La lucha se mantiene en diferentes partes del continente y la sede de la Organización de las Naciones Unidas es escenario de una huelga de hambre de venezolanos quienes han tomado esta medida exigiendo respuesta internacional.
Al séptimo día, Franklin Gómez y Daniel Prado siguen pensando que deben continuar la huelga de hambre. Otro hombre junto a ellos piensa lo mismo, tiene 65 años y no se conocían hasta hace tres días. Oswaldo de los Santos llegó el sábado, se sentó a su lado y supo que no podía regresar a casa. También dejó de comer. Las injusticias de la patria, el pedazo de mundo que por naturaleza les corresponde, les une del modo en que nada más les puede unir. Los que se acercan a saludar, a preguntar o a mirar actúan como si también los conocieran, porque la mayoría se conocen en un dolor específico, indica El Pais.
Los tres hombres están sentados frente a la sede de Naciones Unidas en Nueva York, bajo un techo, con tres sillas y una colchoneta. Lo hacen porque quieren una Venezuela en democracia. “Queremos que nos devuelvan el país, el país no es de ellos, es del pueblo”, dice Oswaldo.
La razón por la que están justo frente a la ONU es muy concreta. Piden que el Consejo de Seguridad tenga una sesión de manera extraordinaria bajo el mecanismo arria para poder exponer su caso. “Queremos simplemente traer la verdad al mundo, de lo que pasó y lo que está pasando en Venezuela”, dice Daniel.
Franklin y Daniel lograron hablar por teléfono con un funcionario de la ONU que les advirtió de que esa no era la manera de actuar y que cualquier petición o acción debía hacerse por vía diplomática. Les dijo que acudieran a la misión de Venezuela ante la ONU. Ellos cumplieron, pero solo encontraron lo que consideran la metáfora de su país: las puertas cerradas, la bandera rota y nadie.
Lo cierto es que, la lucha continúa dentro y fuera de Venezuela por ese cambio que millones de venezolanos anhelan desde hace años.