(23 de septiembre del 2022. El Venezolano).- “Ante la terca realidad que nos conmueve, tenemos que quitarnos la venda que vuelve translúcida la conciencia y nos hace aceptar como algo normal la injusticia.” Neuro J. Villalobos Rincón.
Por: Neuro Villalobos
Dice Daniel Habif que la vida que soñaste empieza justo donde termina la vida que te tocó. Por eso es necesario rebelarse ante la manipulación de nuestras emociones mediante la cual intentan hacer creer que hay una fuerza humana a nuestro alrededor que determina las cosas que nos suceden. Es decir, nos hace creer que es un poder inmenso al cual no vale la pena resistirse y contra el cual no hay nada que hacer.
Así actúan los regímenes totalitarios que aspiran a mantenerse en el poder de manera permanente. Así han hecho los Castro con su país y los castristas asociados con Chávez y Maduro con el nuestro; el propósito es hacernos sentir que no tenemos mecanismos para alterar lo que nos espera en el futuro a causa del miedo.
Para lograr la vida que soñamos para nuestros hijos y nuestros nietos no debemos creer en el determinismo histórico ni esperar una manifestación de la divina providencia que nos saque de este atolladero en que nos han metido Chávez primero y Maduro después, con sus socios del mal a nivel mundial.
Tenemos que estar conscientes que somos nosotros mismos, con inteligencia, trabajo arduo, unidos, organizados y con objetivos bien claros los que podemos lograr retomar el rumbo de nuestro mundo interior y del entorno, ya que, como bien lo dice Habif “ no hay éxito reservado para quien ignora que ejerce control sobre su auge y su colapso”.
Nuestra vida y nuestro destino no tienen una predeterminación a la queja constante y a mantener una actitud de víctimas permanentes que no son más que expresiones de miedo el cual debemos sacudir si estamos dispuestos a lograr el cambio, a deslastrarnos de todo lo que nos oprime, encierra y entierra. Debemos tener la seguridad de que nadie más que nosotros mismos tenemos la mayor responsabilidad de influir en el conjunto de fuerzas que definen nuestras vidas; obviamente, necesitamos la ayuda de Dios por que la fe nos da esa seguridad, la fe mueve montañas, pero, recordemos que Dios también nos dijo “ayúdate que yo te ayudaré”.
La fe nos da confianza porque proviene de Dios, pero, “la fe no opera sin disciplina ni esfuerzo, estos últimos se necesitan como nutrientes. Con la creencia profunda, la fe deja de ser una ilusión, un simple concepto, y se convierte en una forma de vida, en acción y hechos”, nos dice el autor mencionado.
Tenemos que estar convencidos que no es el capricho de un gobernante lo que debe signar la relación con los otros, sobre todo, con los que no piensan igual que él. Es el compromiso con el futuro de la nación, con su soberanía, sus valores, su cultura, su bienestar y felicidad lo que debe guiarnos. Hay que volver a las raíces, a las profundas raíces que nos hacen humanos y no a las vanas manifestaciones nacionalistas, etnicistas y particularistas que van siempre, como dice Savater, de rama en rama haciendo monerías y buscando distingos. Vamos con determinación y fe a lograr nuestros dos grandes objetivos: sacudirnos el régimen de Chávez-Maduro y reconstruir el país con bases sólidas y visión de futuro ejemplar.