(11 de abril del 2021. El Venezolano).- Ecuador elige este domingo en segunda vuelta a su próximo presidente entre Andrés Arauz y Guillermo Lasso. En una contienda que se anticipa muy ajustada entre el socialismo y la derecha conservadora por gobernar un país dividido, en crisis económica y azotado por la pandemia.
Aunque rige la veda para la publicación de encuestas, varias firmas prevén un cabeza a cabeza por el repunte del derechista Lasso luego del primer turno del 7 de febrero, cuando alcanzó el 19,74% de los votos contra 32,72% de Arauz. Los indecisos rondan un 15%.
Lasso y Arauz protagonizan además un choque de generaciones y estilos que se decidirá con el voto obligatorio de 13,1 millones de ecuatorianos, que comenzarán a acudir a las urnas a partir de las 07H00 locales (12H00 GMT). La jornada concluirá diez horas después.
Con 36 años, Arauz, un economista formado en Estados Unidos, podría convertirse en el mandatario más joven de Latinoamérica, mientras Lasso, un exbanquero de 65 años, se juega quizá su último chance tras perder las elecciones en 2013 y 2017.
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Arauz es reconocido por ser el delfín del exmandatario Rafael Correa (2007-2017), figura gravitante en esta contienda, pese a que lleva cuatro años fuera de Ecuador y arrastra una condena por corrupción que él tacha de persecución política.
En cambio Lasso encarna al anticorreísmo que agrupa a la derecha tradicional, empresarios, algunos medios de comunicación y no pocos desencantados con el socialismo del siglo XXI que pregonó el exjefe de Estado.
Quien venza tomará las riendas de este país de 17,4 millones de habitantes a partir del 24 de mayo, en reemplazo del impopular Lenín Moreno; quien se va del cargo acosado por las críticas al manejo de la pandemia y su efecto económico.
En 2020 la dolarizada economía retrocedió un 7,8% y la deuda pública (interna y externa) aumentó hasta alcanzar un 63% del PIB.
El voto indígena
Arauz promete un gobierno “progresista” para resolver la crisis económica que agravó la pandemia, con medidas como la renegociación de un acuerdo de austeridad con el FMI por 6.500 millones de dólares, mientras Lasso es contundente: promoverá el libre comercio.
“Esta división social, y que la campaña ha exaltado, ha significado que el voto de rechazo a Correa termine efectivamente plegando a Lasso”, sostiene Pablo Romero, analista de la Universidad Salesiana.
Los indígenas, que quedaron a las puertas del balotaje con su candidato Yaku Pérez, un anticorreísta de izquierda que alegó un supuesto robo de elecciones, aparecen como una fuerza determinante este domingo.
Sin embargo su voto se fraccionó camino a la segunda vuelta entre el nulo, que alienta Pérez, y el apoyo a Arauz y en menor medida a Lasso.
Ninguno de los dos finalistas contará con mayoría legislativa y tendrá que negociar con Pachakutik, el partido indígena que logró la segunda votación para la Asamblea detrás de Unión por la Esperanza (Unes), el movimiento de Arauz. Creando Oportunidades (Creo), la fuerza de Lasso, tendrá una representación mínima.
“Hay crisis económica, sanitaria y de gobernanza en este momento (…) Cualquiera que gane tiene un panorama completamente dividido, bien difuso”, apunta Wendy Reyes, consultora política y catedrática de la Universidad de Washington.
El correísmo en juego
El correísmo, que ensanchó y fortaleció el Estado e impulsó la modernización de Ecuador aunque, según sus críticos, a costa de un estilo autoritario y salpicado de corrupción, parece haber perdido su ventaja de la primera vuelta.
“El ritmo de crecimiento de campaña de Lasso tuvo una diferencia de 2 a 1 frente al crecimiento de la campaña de Arauz”, señaló a la AFP Blasco Peñaherrera, jefe de la encuestadora Market.
Otros analistas también advierten sobre el impacto que podría tener el voto nulo.
“Si hay un porcentaje muy alto legitimaría protestas en el futuro y afectaría la gobernabilidad del próximo presidente”, según Oswaldo Moreno, de Consultores Políticos Independientes.
Muy activo en la primera vuelta, Correa prácticamente se esfumó en la recta final, en un intento por proteger a su pupilo de las fuerzas que lo repelen.
El exmandatario está en Bélgica desde 2017. Moreno, su exvice, lo sucedió en el cargo, apoyado en la popularidad del gobierno socialista, pero rápidamente se desmarcó de Correa y precipitó la fractura de la izquierda dominante.
Correa fue condenado por la justicia en ausencia, pero desde el autoexilio jalonó la candidatura de su antiguo y desconocido asesor económico.
“El correísmo no solamente se juega su continuidad, no es que va a desaparecer [si pierde], sino que los procesos judiciales van a continuar y eso va a significar que tenga cada vez menos espacios”, comentó Romero, de la Universidad Salesiana.
Con información de AFP