(30 de junio del 2020. El Venezolano).- Carolina Del Carmen Tubará Maco estaba a punto de parir a su quinto hijo en el colchón donde dormía en una calle de Riohacha, cuando fue rescatada y llevada a un hospital.
Esta venezolana de 36 años de edad, llegó en marzo a La Guajira en busca de algo de comida que su esposo había comprado para llevarle al resto de su familia en Maracaibo, sin embargo quedó atrapada por el cierre de la frontera debido a la emergencia que generó la pandemia.
“Yo vine con una de mis hijas por unos días y me tuve que quedar mi esposo dormía en la calle y allí nos tocaba también estar”, afirmó en diálogo con.
El mismo día que ACNUR la rescató la llevaron a un reconocimiento médico, tenía ya casi ocho meses de gestación y aunque no tenía los dolores de parto, le informaron que estaba a punto de dar a luz.
“Me atendieron en Médicos sin Fronteras donde había tenido ya dos citas”, afirma agradecida por esa ayuda que llegó en el momento justo.
Del hospital salió directo para un hotel, donde permanece junto a su hija y la bebé que nació el pasado 15 de mayo. Su esposo la visita los fines de semana, ya que trabaja en el mercado nuevo de Riohacha para enviarles algo de comida o dinero a sus otros hijos que quedaron en Venezuela.
“Lo poco que tenía se quedó allá, pero aquí me han regalado algo de ropita para la niña y aquí me han brindado toda la atención que necesitamos”, anota.
Con ella son al menos unos 430 migrantes y refugiados venezolanos que están siendo beneficiados con la alianza que hizo ACNUR con cuatro hoteles de La Guajira, dos en Riohacha y dos en Maicao.
Además de alojamiento, cada persona es sometida a valoración médica, recibe orientación legal, alimentación, kits de higiene y un apoyo económico a su salida, explicó Federico Sersale jefe de la Oficina de ACNUR en La Guajira.
Otro ciudadano venezolano, Rodny José Ustare Morales, 33 años, permanece en silla de ruedas desde que le amputaron los dedos de su pie derecho. Fue diagnosticado de diabetes por lo que necesita un cuidado y acompañamiento permanente.
Hace ocho meses llegó a Riohacha junto a su mamá, donde recibe la atención que quizás en Maracaibo, su tierra, no hubiera recibido, dice. Hace tres meses lo atropelló un motociclista que huyó.
Federico Sersale, jefe de ACNUR en La Guajira, explicó que los migrantes beneficiados hospedados en los hoteles estaban en situación de calle o sufrían violencia de género, intrafamiliar o sexual.
Los beneficiados se alojan entre dos o tres semanas, luego reciben una ayuda económica para el pago del arriendo donde cumplan el aislamiento.
Dijo que durante el tiempo de cuarentena se han notificado 70 casos de violencia intrafamiliar, de género o sexual, mientras que durante todo el 2019 fueron 120 los casos detectados.
Edwin Camargo, asistente de protección de Acnur, explicó que son personas que primero acuden a la justicia y luego son protegidas por el organismo en sitios seguros, donde se le brinda una ayuda integral.
“Lamentablemente esta red de hoteles existe porque los migrantes han sido desalojados, pero lo que queremos es que puedan tener un empleo y no queden en la calle”, indicó.
Para Sersale, este convenio es una de las respuestas que ha dado ACNUR para que en La Guajira los migrantes puedan enfrentar la emergencia por la pandemia. “Lo hacemos porque no se permite el ingreso o salida del Centro de Atención Integral de Maicao o de los albergues, para no exponer a un posible contagio a quienes están allí”, explicó.
Añadió que “otros actores que apoyan la red de hoteles son Save the Children, Humanity & Inclusion, Malteser Int., Consejo Danés para Refugiados, Acción contra el Hambre, el Programa Mundial de Alimentos, Guajira Naciente y Pastoral social”.
Edwin Camargo asistente de protección de ACNUR explicó que son personas que primero acuden a la justicia y luego son protegidas por el organismo en sitios seguros, donde se le brinda una ayuda integral.
Con información de El Venezolano Colombia