(30 de octubre del 2022. El Venezolano).- Una mañana de noviembre, una humilde lavandera llegó al amanecer a la rada del lago Coquivacoa para comenzar su faena. En medio de su rutina, divisó una pequeña tabla flotando cerca de la orilla, había llegado a través de la marea lacustre, quizá producto de algún naufragio.
Por León Magno Montiel
El lago en el siglo XVIII era una gran confluencia de ríos diáfanos, con aguas dulces, donde penetraba el sol para hacerlas luminosas.
Esa anciana, de nombre María Cárdenas, al finalizar su faena se llevó la tablita rectangular a su casa, como todas las casas maracaiberas, la suya era de caña y mampostería, en pleno barrio El Saladillo.
María la situó sobre una tinaja contentiva de agua potable, para luego verla llenarse de luz el 18 de noviembre de ese año 1709. Ese milagro dio nombre a una de las primeras calles de Maracaibo (El Milagro) y marcó el camino espiritual de sus habitantes, de sus hijos, la diáspora zuliana que desde entonces la alaba con hermosas gaitas y la llama: Chinca, Chinata, Chinita, China, Chiquinquirá; por las calles de Venezuela y el mundo.
Los compositores gaiteros celebran cada año la magna fecha, con sus grupos cantan los clásicos chiquinquireños que durante décadas han atesorado en su repertorio. Ese día vuelve a sonar la poesía de Luis Ferrer, el compositor nacido el 15 de diciembre de 1936 en Maracaibo, quien se marchó el 21 de junio de 1982. Resuena su gaita “Chiquinquireña” en la voz de Enrique Gotera, grabada en 1978:
“No pierdo las esperanzas
de vivir siempre a tu lado
y cual tierno enamorado
adorarte ciegamente
se me antoja de repente
de que me siento celoso
y al ver rebozar tu gozo
se me pasa nuevamente
dilecta, hermosa y divina
preciosa madre de Dios
como yo te quiero a vos
nadie te quiere mi China.”
Ricardo Hernández compositor, arreglista y cantante nacido el 2 de noviembre de 1950 en el sector Tierra Negra, integrante histórico del Grupo Guaco en los decenios 70 y 80, se hace presente con su poesía sencilla, su rima octosílaba.
Los solistas retoman sus gaitas a la Virgen, nacidas de la promesa de este autor de cantarle cada año a la Reina Morena, como señal de gratitud por su generosidad:
“El pueblo se ha estremecido con la noticia
que apareció una tablita
su luz ilumina el cielo y se escucha un canto
melodía divina
así fue como sucedió, cómo pasó
Chinca fue la que nuestra historia transformó”.
Gaita que interpretó originalmente Gustavo Aguado León, en 1981 con Guaco.
Son más de tres siglos de fe y religiosidad popular, de producción artística inspirada en su Patrona que ha unido al pueblo zuliano, como lo plasmó en sus versos del año 1980 Renato Alonso Aguirre González (12 de noviembre de 1946) en su gaita “La Prenda de un Pueblo” cantada por Miguel Aguirre (su sobrino) con la Universidad de la Gaita en su álbum “100 años de gaita”:
“Camino al templo sagrado
donde habita la leyenda
vengo a contemplar la prenda
que hace siglos nos unió
mirarla me cautivó
como otras veces lo he hecho
agitándose mi pecho
contento de inspiración.
Como lo hizo aquel
quiero cantar hoy
de tu imagen fiel
tu vasallo soy
para dar en prosas
mi sentimiento de amor
lleno de calor porque la sé amar
le quiero cantar”.
Según las crónicas del Hermano Lasallista Nectario María, son 313 años del milagro, por ello, debemos celebrarla como el símbolo de unión que representa para el pueblo del occidente, la Virgen Guajira como la llamó Jairo Gil, es además la patrona de nuestra Guardia Nacional Bolivariana, componente creado en 1937 por el Presidente Eleazar López Contreras, cuyos oficiales cada año van hasta su templo a ofrendarla respetuosamente.
Hasta mis amigos agnósticos (agnostos en griego es lo desconocido) reconocen que es un acto de buena fe seguirla, cantarle. Y aunque para ellos no tengan explicación, no vean razonables los hechos divinos, la consideran una buena manifestación del ser zuliano, preferible al acto de delinquir, someter o explotar a sus congéneres.
Celebremos el amor, la inspiración artística y la fiesta espiritual que desde esa remota fecha despertó en la grey maracaibera, y que se ha manifestado por años. Vemos a los gaiteros cantándole en La Bajada, el último sábado de octubre como reza la tradición.
La plazoleta se convierte en un templo a cielo abierto, y asisten cerca de 20.000 feligreses.
Estemos con nuestras conciencias y nuestra fe en ristre, vigilantes, para que en esta celebración de la Reina Morena siga creciendo, se expanda.
Ella junto a San Antonio y San Andrés, con su hijo en su regazo, rodeada por su pueblo creyente, su grey; que son los grandes protagonistas de esta hermosa tradición.
León Magno Montiel @leonmagnom leonmagnom@gmail.com