(08 de noviembre del 2021. El Venezolano).- El municipio Mara de Zulia es un ejemplo de que cómo el respaldo popular del chavismo va en picada. En este lugar, en donde siete de cada 10 venezolanos viven en pobreza extrema, el Psuv perdió 17.313 votos respecto al apoyo que obtuvo en las municipales de 2017.
Mientras que la oposición, por su lado, casi duplica su fuerza. En 2017, las tarjetas opositoras Un Nuevo Tiempo, Copei, MAS y Avanzada Progresista sumaron 17.972 votos en esta localidad, pero en 2021, solo la tarjeta de la MUD obtuvo 33.155 votos. De no haber ido dividida, las fuerzas que adversan a Nicolás Maduro hubiesen ganado la alcaldía de Mara.
El llano ya no es rojo
San Fernando de Apure es otro ejemplo del desgaste de la maquinaria y de las bases chavistas. En la capital llanera del estado Apure, donde la pobreza extrema también repunta (7 de cada 10 habitantes vive en esta condición), el partido de gobierno (Psuv) perdió 11.348 votos si se compara con los comicios de 2017.
En esa plaza, aunque el oficialismo ganó, pasó de sacar 38.607 votos a tener 27.259 en la tarjeta del Psuv. Pero lo más llamativo es la recuperación que registra la oposición: en 2017 apenas sumó 3.586 contando las tarjetas de Copei, Avanzada Progresista, MAS y Nuvipa. Este año logró 25.930 votos solo en la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
La «vedette» de la oposición
El politólogo y psicólogo social Ricardo Sucre es tajante al afirmar que la región de los llanos pasó a ser la “vedette” de la oposición en los comicios de este 21 de noviembre porque concentra la tercera fuerza opositora después de la región zuliana y la insular, reportó Efecto Cocuyo.
Se apoya para hacer esta afirmación es la victoria sorpresiva de la MUD en la gobernación de Cojedes, un estado con histórica tendencia roja, y el casi triunfo de esta tarjeta en la gobernación de Apure, otra zona que se caracterizaba por ser oficialista.
Mientras que el bastión del chavismo son la región central y capital porque se han convertido en “un movimiento para la gente que ganó la dolarización, la gente que es la perdedora de todo esto está viendo hacia la oposición, el punto es si esto es algo reactivo o consciente”, expresa Sucre.
“El Psuv es lo que AD y Copei eran en la Venezuela de los 90, es hoy el statu quo”, afirma el profesor.
Para este análisis, Efecto Cocuyo escogió los cinco estados que están por debajo de la línea de pobreza extrema e inseguridad alimentaria severa, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) y el Programa Mundial de Alimentación: Amazonas, Delta Amacuro, Apure, Falcón y Zulia.
A su vez, fueron seleccionados los tres municipios más pobres de cada entidad. Es preciso destacar que la comparativa entre los resultados electorales obtenidos por la oposición es un ejercicio más complejo, debido a que la MUD no postuló candidatos en las municipales de 2017 porque un sector importante de la oposición consideró estos comicios eran un fraude.
Alta abstención en Amazonas, Delta Amacuro y Falcón
En estos tres estados el porcentaje de abstención supera el 50%. A pesar de los mecanismos de control social, seis de cada 10 venezolanos decidieron no participar en Amazonas, por ejemplo.
La pérdida de votos del Psuv sigue siendo una constante en estas entidades: en Tucupita (Delta Amacuro) pierden 9.017 votos, en Miranda (Falcón) 5.906 votos y en Maroa (Amazonas) 678 votos respecto a 2017.
También es cierto que en todos los municipios estudiados, con excepción de Santa Rita (Zulia), el Psuv se queda con los cargos a pesar de ser minoría. Este fenómeno se explica en la coerción y el clientelismo, según el profesor investigador del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Héctor Briceño.
“Queda constatado, en los datos, que la pérdida de votos del chavismo es impresionante, pero ¿entonces por qué gana?, porque estos son sectores muy dependientes del Estado, las alcaldías suelen ser las principales proveedoras de trabajo. Hay mucho control social, es mucho más fácil y más barato para una alcaldía ir y hacer un puerta a puerta y acarrear a los electores, lo que va en contra de los derechos políticos más elementales, por supuesto. La dependencia en estas zonas también explica por qué tienen tasas de participación más altas en elecciones municipales”, argumenta el investigador.
Campaña difícil para opositores
El profesor agrega que para los partidos de oposición “siempre fue difícil hacer campaña en estas zonas porque la hacen contra toda la maquinaria del Estado, un candidato opositor en estos sectores no tiene más que ofrecer que la lucha por la democracia que a veces se percibe como un abstracto frente a la lucha por el pan del día”.
“Otro elemento es que hay un comportamiento sociológico tradicional que es que las grandes metrópolis, los sectores urbanos, tienden a ser más volátiles, a cambiar más rápido su voto, mientras que a los sectores más rurales les cuesta más cambiar”, apunta.
La abstención también merece un análisis aparte para el investigador: “La abstención en las grandes ciudades es una expresión fundamental de la desesperanza, de la pérdida de en el voto como mecanismo de cambio, pero en las zonas rurales es más rebelde, es una expresión de rebeldía contra los mecanismos de control social. En estos sectores también hay un voto de protesta porque votan por la opción que se posiciona más radicalmente frente al gobierno frente al deterioro de los servicios públicos, la crisis social, la violencia y la represión del Estado”, expone.
La ruta es electoral
Entre las conclusiones que destaca Briceño de los pasados comicios regionales y municipales está la preferencia de los ciudadanos por la ruta electoral y el rechazo a salidas violentas: “En estos municipios, la gente le está diciendo a la oposición que no quieren más violencia porque son ellos los que ponen las víctimas, le están diciendo olvídense de alternativas violentas para el cambio político, la vía es el voto”.
Otra conclusión es que la crisis también erosionó la estructura y las bases del Psuv. “Se refleja un voto de insatisfacción por el deterioro de la calidad de vida, de los servicios públicos, en estas zonas donde más duro golpeó la crisis humanitaria. “El Psuv está perdiendo fuerza, capacidad, estructura, sus bases están sucumbiendo, hay un deterioro importante de la maquinaria y un deseo de cambio”, afirma.