(06 de agosto del 2021. El Venezolano).- El liderazgo político es un asunto que surge por muchas variables, las cuales van, desde asumirlo como oficio consciente de lucha frente a las adversidades del poder que es el objetivo básico, para lo que se necesita una preparación bajo ciertas reglas; lo otro, que surja un evento, que alguien te proponga para integrar un movimiento, y dado el interés por ayudar al prójimo, te atrapa la causa.
Esta última es la escena que estimuló al abogado Leafar Lettsfala García Peña, nacido en Mene Grande, estado Zulia, hace 39 años, a cubrir una necesidad existencial impostergable, un libro que tituló “Si tú estás conmigo”, que recoge el testimonio de sus casi tres meses de detención, por parte del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, Sebin, organismo que asume el rol de la policía política de la dictadura madurista.
Leafar, que es el nombre de Rafael, al revés, y el otro, un nombre musulmán, ambas hechura de su padre, es un ser humano entregado que tuvo que experimentar situaciones de riesgos, lo cual no dejó de ser un aprendizaje, tal como refiere el Pastor Freddy Correa Castro, de la Iglesia AdoraSion Eterna, de Barranquilla, en el prólogo del libro: “La experiencia de Leafar lo lleva a aprender lo que no se aprende en las universidades, ni en los libros de las bibliotecas, sino sólo y exclusivamente viviendo una absoluta dependencia de Dios, de su Palabra y del poder de la fe. Lo que usted está a punto de leer no es un libro de ficción, es un poderoso testimonio de la vida real”.
El dirigente político, destaca que hace 5 años, con el apoyo del empresariado del municipio Baralt y otros sectores, empezó a prefigurar cierto liderazgo como coordinador del partido Voluntad Popular, al punto de que el alcalde, en ese momento, Javis Rondón, del PSUV, “empezó a acercarse a nosotros y por supuesto, yo me negué”. Es cuando Leafar comienza a denunciar el manejo fraudulento que se estaba haciendo de unas ayudas alimentarias, del gobierno nacional, cuya distribución ponía en duda.
El inicio del capítulo seis expone con la crudeza del caso lo que vino después: “Mientras hablaba con un viejo amigo a unos doscientos metros del pequeño grupo que aún quedaba en el lugar de la protesta, se acercó un individuo con una Prieto Beretta 9mm en la cintura. Asumí era un funcionario del gobierno, aunque nunca presentó ningún tipo de identificación. Este sujeto me habló con voz amenazante y solicitó mi documento de identidad”.
El resto es el clásico registro de represalias que activa el régimen liderado por Nicolás Maduro, contra alguien que intenta promover la libertad. Ordenaron la detención. Dos sujetos atendieron las órdenes del individuo que portaba el arma, y le forzaron a que se metiera en una camioneta, y bajara la cabeza, “ordenándome no mirar sus caras mientras registraban mis bolsillos y me despojaban de mi teléfono celular y mi billetera. Mi cabeza se llenó de interrogantes: “¿Quiénes eran estos sujetos? ¿Agentes del gobierno? ¿Asesinos a sueldo? ¿Los mandó el alcalde?”.
“Si tú estás conmigo”, es un reflejo de esa vileza ejercida sobre personas inocentes, que en el caso de Leafar, nunca debió pasar por semejante humillación. Una vez en libertad, porque a pesar del forjamiento de un expediente que no reunía las verdades esenciales de un proceso que, incluso, la Fiscalía amparó sin tener pruebas, una juez logró asumir su responsabilidad, y pudo salir. Esa aciaga faceta de detención le envió un mensaje, y congeló un destino político, que pudo haber sido exitoso si el régimen no fuera la dictadura que representa.
“Escribí el libro porque quiero dar el testimonio de esa experiencia. Mi intención es un impacto de fe en aquel que lo pueda leer, y que sepa de Dios existe”, señala el abogado, quien apenas recibió la boleta de excarcelación, partió a Barranquilla. Ya había sido advertido de que podrían detenerlo nuevamente. Para no hacerle el juego a la incertidumbre, apostó a lo seguro, y se marchó a suelo colombiano. Su padre es de ese país, y Leafar también tiene esa nacionalidad.
A pesar de haber sido víctima directa de la intemperancia del régimen, de estar privado de la libertad, que es uno de los derechos humanos vitales en nuestro tránsito por este mundo, Leagar no muestra ni un átomo de resentimiento, y por el contrario plasmó en el último capítulo del libro, unas palabras de reconocimiento que definen su compasivo carácter:
“A cada funcionario del SEBIN en la base de la Costa Oriental del Lago, que demostró humanidad conmigo en los 82 días que allí estuve. A cada hombre y mujer que lucha para que Venezuela sea realmente libre de la opresión de una organización tirana. A todos ellos, gracias, muchas gracias”.