(16 de marzo del 2023. El Venezolano).- Mucho se estudió y difundió en el último tiempo acerca de cómo revertir o ralentizar el proceso de envejecimiento, que más tarde o más temprano, afectará a todas las personas por igual.
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O al menos eso es lo que se creía. Es que ahora, el experto genetista y especialista en envejecimiento de la Escuela de Medicina de Harvard, el profesor David Sinclair, asegura que la vejez no es una etapa natural de la vida, sino una enfermedad que debe ser tratada y curada.
Sus afirmaciones se basan en más de 20 años de estudio en la materia, en los que concluyó que debe repensarse la forma de concebir el envejecimiento ya que, según sostiene, “el envejecimiento no es inevitable”.
Sinclair postuló que un estilo de vida inadecuado puede envejecer más que las características genéticas de cada individuo (Getty)
Para el doctor Sinclair no se trata de un proceso irreversible, sino que debe ser abordado como una enfermedad y, entonces, desde esa perspectiva puede ser tratado con distintas terapias, o más aún, podría curarse.
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“No hay ninguna ley en biología que diga que debemos envejecer. No sabemos cómo detener esto, pero estamos mejorando para reducir la velocidad. Y, en el laboratorio, pudimos revertir el proceso”, dijo en una reciente entrevista a la BBC.
Para el científico australiano, la ciencia está próxima a hacer grandes avances en este campo que permitirán que en un futuro cercano pueda revertirse el envejecimiento usando medicamentos que a día de hoy están siendo investigados y testeados con este propósito y que están comenzando a dar unos primeros resultados alentadores.
El genetista afirma que con una buena alimentación y ejercicio cada persona puede agregarle años y salud a su vida
Todas sus argumentaciones científicas, fruto de décadas de trabajo, están expuestas en el libroAlarga tu esperanza de vida. Cómo la ciencia nos ayuda a controlar y revertir el proceso de envejecimiento (Lifespan, en inglés), en el que además de poner al grueso de la población al día acerca de los asombrosos progresos en el desciframiento de los mecanismos químicos y orgánicos sobre los que actuar para prevenir el deterioro fisiológico prematuro, Sinclair defiende también la introducción de hábitos sencillos, como una alimentación saludable, ejercicio, exposición al frío, etc para alcanzar y garantizarse una vejez extendida y óptima.
Actualmente, Sinclair tiene 53 años, y lleva por lo menos una década experimentando consigo mismo, consumiendo drogas experimentales para ralentizar el envejecimiento de su propio cuerpo, algo que dice le ha funcionado muy bien. De hecho se jacta de no tener arrugas ni canas.
Cómo curar el envejecimiento, según el doctor Sinclair
El estrés figura junto con fumar, los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo entre los principales promotores del envejecimiento (Getty)
En una reciente charla TEDx que brindó en Boston, Sinclair explicó de forma sencilla la manera en que, según él, se detiene el envejecimiento.
“Lo que debemos hacer es activar las defensas contra el envejecimiento -comenzó a desarrollar-. Tenemos tres conjuntos de defensas naturales: uno se llama mTOR y responde al ayuno, otro se llama AMPK y responde a la energía baja y la falta de glucosa por lo que se debe mantener la glucemia tan baja como sea posible sin desmayarse”.
¿Pero cómo llegó a esta conclusión? El científico explicó que sus investigaciones empezaron analizando cómo crecía la levadura. Su idea inicial fue: si logro entender cómo envejecen las células de levadura, podré eventualmente hacer lo mismo en las células humanas.
Lo llamaron loco y una parte de la comunidad científica descartó de entrada su ambicioso proyecto, pero él fue terco e insistió, y terminó descubriendo no solo que efectivamente la células de levadura envejecen, sino que sus genes se empezaban a activar mientras lo hacían.
Para el genetista, la vejez no es una etapa inexorable de la vida, sino una enfermedad tiene cura (Getty Images)
“Cada célula tiene el mismo número de genes, pero no se activan al mismo tiempo, se activan y desactivan de acuerdo al tipo de células que haya en el cerebro, en el hígado o cualquier otro órgano”, sintetizó en la charla.
Cuando se dio cuenta de que los genes de la célula de levadura se activaban mientras envejecía, también notó que cuando más se activaba la célula moría más rápido. Tenía entonces un objetivo: buscar genes que pudieran apagar de vuelta a esos “genes rebeldes” y silenciarlos.
“Esto llevó a un descubrimiento de un gen de la longevidad llamado Sir2: Silent Information Regulator 2 (Regulador de la Información Silente 2″, precisó Sinclair.
En 1999 comenzó a explorar más a profundidad este descubrimiento gracias a la apertura de un nuevo laboratorio en la escuela médica de Harvard liderado por él, quien tenía en ese entonces 29 años. Pronto realizaron un nuevo descubrimiento: había siete de estos genes de la longevidad en el cuerpo humano. Los bautizaron “sirtuins”.
Sinclair: “Yo no hablo de vivir 500 años, hablo de la habilidad de vivir hasta nuestros 90 años o 100 años gozando de buena salud” (Getty)
Sinclair afirma quelos “sirtuins” son defensas naturales del cuerpo contra la enfermedad de envejecer. Sus experimentos desde entonces se basaron en poner copias de estos genes en células de levadura, pero también en moscas o ratones. En la mayoría de los casos los sujetos de prueba viven más y en un estado más saludable.
Y tras destacar que este grupo de genes responden a todo lo que las personas hacen, ya sea situaciones adversas, ejercicio o ayuno, el científico ahondó: “Esos genes y las proteínas que fabrican perciben su entorno. Y cuando detectan posibles situaciones adversas o amenazas luchan para proteger y mantener el cuerpo a salvo, y consecuentemente más sano y vivaz, incluso cuando somos ancianos. Lo que hacen las sirtuinas es controlar esta estructura. Hacen muchas cosas, pero lo principal que creo que hacen para que vivamos más es controlar lo que se conoce como el epigenoma”.
Así, para él, como si el envejecimiento se tratara de una enfermedad, propone el ayuno, las duchas frías, y el control de los niveles de energía y glucosa como los principales “tratamientos” para combatirla.
Qué factores aceleran el envejecimiento
Fumar es de los peores hábitos que pueden tenerse, si de longevidad se trata (Getty)
“Lo peor que se puede hacer es fumar, porque las toxinas rompen el ADN, lo que acelera el envejecimiento. Lo siguiente, no hacer ejercicio y tomar sol. En general hay que evitar químicos y tóxicos, es mejor no beber en botellas de plástico, ni agua del grifo”, señaló el experto en una reciente entrevista con el diario El Mundo.
En cuanto a la ingesta calórica, recomendó comer tres veces al día y alejarse de la mala costumbre del “picoteo” durante el día, porque entonces el cuerpo “está en modo abundancia, no supervivencia. Engañar al organismo haciéndole creer que está en tiempos difíciles, con ayuno y ejercicio, es la manera idónea para sentirnos mejor”, afirmó.
El genetista resaltó que un aspecto que definitivamente acelera el envejecimiento es el estrés: “El pelo gris es un ejemplo, el estrés produce canas. Eso sí, si se frena, el pelo vuelve a su color natural, porque según estamos estudiando, el envejecimiento es un proceso reversible. De hecho, en mi laboratorio trabajamos en un champú que revierta las canas”.
Las canas, una de las señales más emblemáticas del envejecimiento por edad o estrés, pueden revertirse, según el doctor Sinclair (Getty)
Siendo uno de los investigadores más reconocidos en el campo de la genética, el doctor Sinclair postuló que el estilo de vida envejece más que las características genéticas, y explicó que un buen ejemplo fue un estudio que realizaron con personas gemelas, donde observaron que quienes peor estilo de vida llevaban, podían presentar, a nivel celular, hasta 20 años de diferencia.
“Yo no hablo de vivir 500 años, hablo de la habilidad de vivir hasta nuestros 90 años o 100 años gozando de buena salud”, asegura Sinclair en su libro Lifespan, en el que explica cómo tomando acciones tan aparentemente sencillas como hacer más ejercicio o comer mejor puede alargarse el ciclo vital.