(25 de marzo del 2025. El Venezolano).- Leí su más reciente publicación -distribuida en las rrss- intitulada El Tren de Aragua y el Tren de Trump, hilvanado con estilo argumentativo muy propio de su persona; que escribe con pasión y emoción. Como participante activo de la oposición venezolana y conocedor de su escabrosa realidad -tanto por mi preocupación por todo cuanto acontece sobre Venezuela, y en carne propia- capto su sentida angustia por estos últimos acontecimientos que afectan a todos los migrantes, en particular nuestros compatriotas. Y es esta situación sobrevenida la que nos insta a reflexionar serena e inteligentemente y pensar con cabeza fría respecto a cómo apoyar y fortalecer opciones para evitar que compatriotas nuestros -ciudadanos venezolanos de bien que han sido impelidos por el continuado proceso de deterioro de las condiciones de vida en Venezuela- sean víctimas de equivocadas acusaciones que conforman injusticias sumadas a la ya precaria estabilidad social que comporta ser migrante, sea cual fuere el país receptor, y en lo que concierne, en los Estados Unidos de América.
Estamos contestes y totalmente persuadidos que ha habido acciones delictivas -registradas y abordadas policial y judicialmente- en EUA, atribuidas muchas de ellas al gang criminal y terrorista El tren de Aragua, formado y organizado como tal en Venezuela y expandido a Latinoamérica y Estados Unidos, principalmente. La gran desgracia de todo esto es que el nombre de Venezuela, y el gentilicio venezolano, ha sido relievado de la peor manera al vincularlo a esta pandilla: se puede razonar con asertividad que este sesgo es una causalidad soportada en la debilidad institucional que acogota a nuestro país, que ahora es más conocido por los desafueros y abusos del régimen socialista usurpador y por la dolorosa diáspora venezolana.
Debemos decir clara y sólidamente que los delincuentes y criminales que inducidos por razones táctico políticas (tales como la llamada por el usurpador «la brisa bolivariana» que calculadamente coló unos cuantos centenares de pandilleros criminales a lo interno del territorio de EUA) o por la sola naturaleza criminal de estos individuos, que son perpetradores, deben ser castigados formal y duramente; como hemos dicho también que los venezolanos de bien, sus familiares, hijos y parientes, deben ser protegidos y reivindicados por los errores, omisiones y equívocos en que demostradamente se haya incurrido lo que los ha convertido en víctimas inocentes, por la generalización y premura en el actuar en esta política pública del gobierno del presidente Trump. El enrejamiento jurídico estadounidense contiene normas procedimentales para que la implementación de estas medidas sea transparente, aceptable y evite situaciones inhumanas.
No menos contundentes somos al señalar -como reiteradamente lo hemos hecho- que el único responsable de la desgracia que atraviesan nuestros compatriotas es el usurpador Nicolás Maduro y su tren miraflorino, escandalosamente cínico en esta revulsiva grotesca pretendiendo presentarse como angustiados defensores de los migrantes y dolidos críticos de la situación; siendo que el fracaso económico del régimen, la corrupción desatada y rampante, su indiferencia para con los migrantes, las calificaciones excluyentes y los denuestos y epítetos despreciativos y de odio proferidos por los personeros de la cúpula socialista y la represión sistemática interna, ha generado una crisis humanitaria compleja, son las causas de tan injusto destino de nuestra gente, que busca patrias porque la suya le es ajena.
Y en este orden, claros ante el estado presente de esta situación e identificados los responsables, de manera inteligente y diligente hemos dicho y actuado para proteger a nuestros compatriotas; pero de ninguna manera vamos a hacerle coro a la estrafalaria verborrea antinorteamericana y de sindicaciones extravagantes contra el gobierno estadounidense. Ataques alucinados que en nada ayudan a superar esta crisis y a fortalecer medidas de estabilización a favor de los migrantes y acciones sin dilación para subsanar equívocos que solo conducen a injusticias.
Edmundo González Urrutia, presidente electo; y María Corina Machado, líder de la oposición democrática venezolana, han expuesto palmariamente, en opinión conjunta y separada, coincidentes, su posición de apoyo a los migrantes venezolanos como ciudadanos de bien y dedicados en los Estados Unidos a laborar, producir y contribuir con la estabilidad y armonía social del país, afanados nuestros compatriotas en demostrar habilidades y capacidades, como también agradecimiento al país y al estado de Washington y Lincoln. Al tiempo, la solidaridad para con ellos no se ha rezagado, siendo expresada abierta y públicamente.
Lamento que la emoción solidaria de su parte para con nuestros compatriotas lo haya inducido a señalamientos opináticos que califican subjetivamente nuestra posición, expuesta públicamente, y distorsionen el propósito que nos anima para con nuestros compatriotas y ante las injusticias potenciales u ocurridas en el abordaje de estas políticas. No estamos contagiados por posturas genuflexas ni tampoco de complejos patrioteros que nos nuble el sentido responsable de nuestras exigencias que hayan de hacerse. Nosotros confiamos en que la cultura institucional democrática del estado norteamericano y tradición de respeto a los derechos humanos prive nuevamente para mantener la razonabilidad en las decisiones del Ejecutivo de los EUA.
Atentamente,
Antonio Ledezma.
Desde el exilio, Madrid,
24 de marzo de 2025