(21 de noviembre del 2023. El Venezolano).- El secreto de la longevidad de los centenarios, es decir personas que viven 100 o más años, podría estar en su sangre. Así lo sugiere un nuevo estudio publicado en la revista especializada GeroScience, según el cual se han detectado algunos biomarcadores —como la glucosa— que tienen niveles similares entre los ancianos cercanos a esta edad.
En siglos pasados, los centenarios se consideraban raros. Sin embargo, hoy son el grupo demográfico de más rápido crecimiento en el mundo y su cantidad se duplica cada diez años desde la década de 1970. Comprender los secretos detrás de la longevidad de estas personas es una tarea difícil para los científicos, puesto que implica desentrañar la combinación de sus características genéticas y su estilo de vida, así como la interacción entre estos dos factores a lo largo del tiempo.
La nueva investigación incluyó datos de 44 mil ciudadanos suecos que se sometieron a evaluaciones de salud —análisis de sangre y otras pruebas— entre los 64 y los 99 años. Esta población fue seguida a través de los datos del registro en un período de hasta 35 años. Del total, 1.224 vivieron hasta los 100 años y el 85% de estos centenarios eran mujeres.
Se evaluaron 12 biomarcadores en la sangre vinculados con el envejecimiento y la mortalidad en estudios previos. Estos son el ácido úrico, relacionado con la inflamación; el colesterol y la glucosa, relacionados con la función metabólica; las enzimas Alat, Asat, GGT, Alp y LD, relacionadas con la función hepática; la creatinina, relacionada con la anemia; la albúmina, asociada con la nutrición; el hierro y el indicador TIBC, asociados con la anemia.
Los investigadores evaluaron los indicadores asociados con el envejecimiento y mortalidad en estudios previos (Imagen ilustrativa Infobae)
¿Qué coincidencias encontraron?
“Descubrimos que, en general, aquellos que llegaron a cumplir cien años tendían a tener niveles más bajos de glucosa, creatinina y ácido úrico a partir de los sesenta años”, dijo Karin Modding, coautora del estudio, en The Conversation. “Aunque los valores medianos no difirieron significativamente entre los dos grupos para la mayoría de los biomarcadores, los centenarios rara vez mostraron valores extremadamente altos o bajos”.
Un análisis más profundo detectó que todos los biomarcadores menos dos (Alat y albúmina) estaban relacionados con la probabilidad de cumplir 100 años, incluso después de tener en cuenta la edad, el sexo o los cuadros clínicos.
Por otro lado, las personas con niveles más bajos de hierro y colesterol total (que incluye el colesterol bueno o HDL, y el malo o LDL) tenían menos posibilidades de alcanzar los 100 años en comparación con aquellos con niveles más altos. Si bien el hallazgo del colesterol total contrasta con las guías clínicas, está en línea con estudios previos que muestran que el colesterol alto es “generalmente favorable para la mortalidad en una edad muy avanzada”, escribieron los autores.
La nueva investigación incluyó datos de 44 mil ciudadanos suecos que se sometieron a evaluaciones de salud —análisis de sangre y otras pruebas (GETTY IMAGE)
“Las diferencias en los valores de los biomarcadores entre centenarios y no centenarios más de una década antes de la muerte sugieren que los factores genéticos o de estilo de vida posiblemente modificables, reflejados en estos niveles de biomarcadores, pueden desempeñar un papel importante en la longevidad excepcional”, escribieron los autores en su artículo.
El científico de la salud Sunshuke Murata, primer autor del estudio, indicó al portal Medical News Today que “todos estos biomarcadores están relacionados con la alimentación”, lo que podría sugerir que el estilo de vida podría tener mayor relevancia que el factor genético cuando se trata de longevidad.
Una de las limitaciones del estudio es que no permite sacar conclusiones sobre qué factores de estilo de vida o genes afectan los valores de los biomarcadores. No obstante, aclaró Modding, “es razonable pensar que factores como la alimentación y la ingesta de alcohol influyen.
“Probablemente no sea una mala idea realizar un seguimiento de los valores de los riñones y del hígado, así como de la glucosa y el ácido úrico a medida que envejecemos”, finalizó.