(04 de noviembre del 2019. El Venezolano).- Juan Guaidó suma cada vez más meses en el calendario de la presidencia interina de Venezuela, la tarea no se la hecho fácil, puesto que el régimen chavista de Nicolás Maduro ha buscado la forma de perpetuarse en el poder.
El tiempo se ha transformado en el peor enemigo del líder de Voluntad Popular, por la desesperanza que suele golpear al venezolano, sin embargo no pierde la fe, en cambio prefiere dedicar tiempo a recorrer el país para constatar la crisis humanitaria y brindar certezas en tiempos difíciles.
Mientras tanto son las 5:15 de la tarde en Caracas cuando Juan Guaidó saluda a todos los presentes en la sede del Despacho de la Presidencia Interina de la República Bolívariana de Venezuela. Viste de ejecutivo; traje azul, corbata del mismo color con motivos fucsia y el sello de la prestigiosa casa de modas venezolana, Carolina Herrera. Siempre sonríe en una señal de receptividad y disposición.
Juan Guaidó es más alto de lo que se ve en pantalla, camina relajado y con un halo de seducción típica de los lideres. Cuando se sienta pareciese estar muy cómodo, cruza sus piernas y se prepara para responder. Tiene las ideas claras, su mente está despejada como el cielo caraqueño de esa tarde luego de un terrible aguacero.
Esa claridad la demuestra al recordar con satisfacción que a principios de año nadie creía en la unidad, ni en los líderes de oposición, pero que en tres semanas le devolvió la esperanza al pueblo, además de lograr respaldo internacional y un regreso pacífico a las calles, aunque admite que por el lado negativo son ellos (la oposición) quienes deben resolver la crisis.
Sin embargo, la palabra «certeza» es lo que más le piden sus seguidores, cansados la hiperinflación, la escasez y el desplome general de las condiciones de vida, por eso en su última visita a Carabobo le preguntaron si este año habrían hallacas sin Maduro, a lo que respondió «Para empezar queremos hallacas, y con Maduro eso no es posible. Para lograr comer hallacas, disfrutar del aguinaldo y hacer el mercado del mes no debe permanecer la dictadura».
Guaidó se sincera y admite que el reto que tiene es poder comunicar todo lo que viene planteando y llegar a más ciudadanos víctimas de bloqueos y censuras. «A pesar de eso los derrotamos y los derrotamos porque sobrevivimos, los derrotamos porque no pudieron callarnos y por eso podemos ganar, pero mira como lo digo «podemos ganar», aún no lo hemos logrado, porque mientras hayan venezolanos pasando hambre, niños fuera de las escuelas no podremos cantar victoria».
Otro reto que al líder opositor se le atraviesa en el camino es el descenso de su popularidad que según Datanálisis pasó de 63% en enero a 40% en octubre por lo que las redes sociales se han llenado de comentarios diversos, pero cada vez los negativos tienen más visibilidad. Sin embargo, Guaidó asegura que son productos de microclimas de opinión generados por el chavismo en referencia a las tendencias en Twitter que buscan desprestigiarlo.
Sobre su popularidad y si teme la idea de quemarse políticamente dice «La verdad yo no comencé a hacer vida política o me dedique al servicio publico por preferencia, obviamente eso marca tendencia y un respaldo importante, pero si lo comparo con el 4 o 10 de enero tengo 400% más, porque vengo de 1% de reconocimiento, sacando Vargas en donde fui electo 2 veces por mi circuito».
Guaidó sonríe luego de responder algunas preguntas y luego pasa a la seriedad para explicar que hay errores que deben ser corregidos, porque está consciente, según las encuestas que él maneja, que 80% de los venezolanos desea protestar y eso no puede ignorarse. De ahí la convocatoria del 16 de noviembre, en donde se activan los medidores de liderazgo y disposición del pueblo.
«La idea es que el 16 no iniciemos un proceso que ya empezó hace tiempo, si no que se defienda un espacio que es nuestro, que es la lucha de calle porque sabemos que no hay una única activad que termine con esto, pero sabemos que sin todas estas actividades no vamos a salir de esto. ¿Qué es la calle? Ya sabemos que no es suficiente, pero sabemos que es absolutamente necesario para que cambien las percepciones. Esto no depende solo de Juan Guaidó, es una ruta que ha acogido el pueblo y los países del mundo en torno a una causa justa», explica.
Aunque los expertos dicen que él ha vendido falsas esperanza Guaidó los contradice y admite no saber de dónde sacan esa frase, puesto que en comunidades populares como Mañonga, en la carretera vieja Caracas-La Guaira, la gente sigue en pie de lucha.
«No tengo miedo de generar esperanzas, eso sería una locura, pero en esta ruta lógicamente han habido altibajos. Nos enfrentamos a una dictadura, que trabaja con el narcotráfico, el tráfico de oro incluso. Si le preguntas a cualquier venezolano ¿Cómo quiere usted salir de esto? Te dirán: cómo sea, urgente, ya. Me preguntan cuándo, pero no por qué, para qué, cómo ¿Es decir que esas preguntas ya las superamos?«.
La idea de una intervención militar en el país tampoco es una idea superada, recientemente dijo que esa posibilidad no había sido descartada. Sin embargo, agrega que este proceso no es una vía rápida y que además se parece a los memes de expectativa y realidad. «No es que todo va a cambiar de un día para el otro; renovamos las Fuerzas Armadas, el sistema judicial, tenemos una elección a la semana. No funciona de esa manera y recuerdo que hemos tenido exigencias como esas. Invocar un artículo de la Constitución o una acción, apegado solamente a nuestro deseo inmediato de ya, de hoy, no siempre es la solución y eso yo lo advertía«.
Además recalca. «Eso en gran medida depende de la decisión de Trump, Duque y Bolsonaro con quien tenemos buenas relaciones, pero es una situación bien atípica».