(04 de febrero del 2025. El Venezolano).- Hay que decirlo sin vueltas: el presidente estadounidense Donald Trump le clavó un puñal en la espalda a la oposición venezolana al revocar las protecciones de deportación para más de 504.000 exiliados en su país e iniciar conversaciones con Nicolás Maduro.
Escrito por: Andrés Oppenheimer / El Comercio
Trump revocó la extensión de 18 meses del estatus de protección temporal (TPS) para los exiliados venezolanos que había sido otorgada por el expresidente Biden días antes de dejar la Casa Blanca. En la práctica, esto significará que, salvo que Trump dé marcha atrás o la medida sea derrotada en los tribunales, la mayoría de los venezolanos beneficiarios del TPS tendrán que abandonar Estados Unidos a más tardar en octubre.
Irónicamente, la orden de deportación de facto de Trump afecta a una de las comunidades que más lo han apoyado. Alentados por la retórica de Trump y los legisladores de Florida contra Maduro, la comunidad de exiliados venezolanos, tanto votantes como residentes temporales, apoyó abrumadoramente a Trump en las elecciones del 2024.
Días después del anuncio de la revocación del TPS, el gobierno de Trump lanzó una segunda bomba política sobre la oposición venezolana al admitir que el enviado especial de Trump a Venezuela, Richard Grenell, estaba en Caracas para reunirse con Maduro el 31 de enero.
Según el gobierno de Trump, la reunión no se trató de una negociación, sino de una visita de Grenell para advertirle personalmente a Maduro que Venezuela debía aceptar a los deportados estadounidenses o, de lo contrario, habría consecuencias. Pero muchos opositores venezolanos temen que se estaban dando los primeros pasos de un acuerdo entre Trump y Maduro.
¿Se llegó a un acuerdo? Trump no escalaría las sanciones petroleras contra Venezuela a cambio de que Maduro acepte vuelos de deportación de EE.UU. Después de todo, Trump ha dejado en claro que su principal prioridad es cumplir con su promesa de deportaciones masivas, más que restaurar la democracia en Venezuela o cualquier otro país.
Volviendo al tema del TPS, la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo en que EE.UU. tiene el derecho de deportar a los criminales convictos. El problema con el plan de deportación de 504.000 exiliados venezolanos es que apenas una parte ínfima de ellos tienen antecedentes penales, y entrar sin papeles en EE.UU. es un delito civil, no criminal.
Trump ha dicho repetidamente que Venezuela está “vaciando sus cárceles” y “enviando a sus criminales a EE.UU.”. Pero ¿realmente cree el presidente que la mayoría de los 504.000 venezolanos beneficiarios del TPS son criminales o miembros de la pandilla Tren de Aragua?
El Departamento de Seguridad Nacional ha identificado a 600 personas en Estados Unidos que podrían tener vínculos con la pandilla Tren de Aragua, de las cuales 100 son miembros confirmados, informó NBC News el 23 de octubre. Eso equivaldría al 0,1% de los venezolanos beneficiarios del TPS que Trump busca deportar. La decisión de Trump de negociar con Maduro, pasándole por encima a la oposición venezolana y a Edmundo González Urrutia, el líder opositor que ganó las elecciones presidenciales del año pasado, es igualmente irónica.
Trump y los legisladores republicanos habían criticado duramente al gobierno del presidente Biden por haber negociado con Maduro para forzarlo a celebrar las elecciones del 2024. Ahora, el gobierno de Trump está negociando con Maduro y legitimando su reelección fraudulenta en las elecciones del 2024.
No recuerdo a otro presidente estadounidense en la historia reciente que le haya dado la espalda a un electorado tan entusiasta, y tan rápido. Por supuesto, Trump es un político errático, que puede cambiar de opinión varias veces en los próximos días. Pero, al momento en que escribo estas líneas, le ha dado la espalda a los exiliados venezolanos y a la causa de la democracia en Venezuela.