(14 de octubre de 2019. El Venezolano).- En total 131 periodistas fueron agredidos en los once días de protestas generalizadas en Ecuador por las medidas de austeridad adoptadas por el Gobierno para recibir un crédito de hasta 10.000 millones de dólares, informó la Fundación Andina para la Observación y Estudios de Medios, Fundamedios.
La mayoría de las agresiones fueron cometidas por manifestantes y por la fuerza pública, y se registraron agresiones físicas aunque también verbales, impedimentos de cobertura, detenciones y daños a equipos.
“Hemos registrado principalmente agresiones físicas y verbales que desencadenan en hostigamiento”, agregó el comunicado de Fundamedios.
El último suceso se registró esta mañana cuando una periodista y un camarógrafo del canal televisivo Teleamazonas fueron impedidos de hacer una cobertura por gente que coreaba “prensa corrupta” y acosaba a los comunicadores para que abandonen el lugar, algo que se puede apreciar en vídeos difundidos por redes sociales.
Asimismo, Fundamedios registró también veinte agresiones contra medios de comunicación, entre ellas la más grave a las instalaciones de Teleamazonas donde el pasado sábado un grupo de manifestantes arrojó cócteles molotov hacia las inmediaciones del canal provocando un incendio, algo que pudo ser observado por vídeos que circulaban en redes de difusión de los locales.
El incidente ocurrió poco antes de que entrara en vigor el toque de queda y la militarización de Quito, decretados por el presidente, Lenín Moreno.
Otro ataque fue ejecutado ese mismo día durante el toque de queda cuando un grupo de desconocidos violentó la sede principal de Diario El Comercio en Quito e intentaron ingresar al edificio, según reportó el rotativo en su cuenta de Twitter.
Audios difundidos por trabajadores del medio a colegas en redes sociales daban cuenta del asalto y de la situación de incertidumbre, al tiempo que pedían auxilio a las fuerzas de seguridad.
El pasado jueves, el periodista del canal Telemazonas, Freddy Paredes, sufrió una brutal pedrada en la cabeza por un agresor que lo siguió a su salida del Ágora de la Casa de la Cultura, donde se habían concentrado más de 4.000 miembros del movimiento indígena.